Se presentó ayer una investigación sobre el empoderamiento económico de las mujeres en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua y Uruguay. Es parte de un proyecto financiado por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá y ONU Mujeres y contó con la cocoordinación del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo-Uruguay (Ciedur). Presenta un “Semáforo de género” que identifica con luz verde las políticas que incorporan perspectiva de género, con amarilla las que “incorporan alguna acción positiva” y con roja las políticas sin perspectiva de género. Si bien en los ocho países se identifican avances en la adopción de leyes en pro de la igualdad, “resta ampliar el acceso a los derechos para todas las mujeres, y no sólo para las asalariadas formales”, “transversalizar la mirada de género” y “derribar la idea de ‘políticas neutrales al género’”.

“Se mantiene el sesgo en dirigir las políticas a las mujeres pobres en situación de vulnerabilidad social sin considerar su problemática de género”, concluye la investigación, y Uruguay no es la excepción. María Bianchi, de Ciedur, analizó 22 programas que promueven el empleo y están dirigidos mayoritariamente a mujeres. Los programas analizados son implementados por los ministerios de Desarrollo Social; Trabajo y Seguridad Social; Industria, Energía y Minería, por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, y por la Intendencia de Montevideo. El semáforo resultante es más bien rojo. Sólo seis de los programas fueron diseñados desde una perspectiva de género; entre ellos están, por ejemplo, Jóvenes en Red, Mujeres Empresarias 8-M y el programa Projoven. Otros siete programas están en amarillo y “nueve no incorporan o consideran muy ligeramente la dimensión de género”. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el programa de Cooperativas Sociales, Yo Estudio y Trabajo, o el programa Centros Públicos de Empleo. El estudio asume que “cualquier medida que sea 'neutra' y no se proponga el objetivo explícito de la igualdad tenderá a reproducir desigualdades”, puesto que sobre las mujeres recae el mayor peso de las tareas del hogar, y las preferencias de los empleadores se inclinan por la contratación de varones, en el supuesto de que la mujer puede quedar embarazada o a cargo del cuidado de familiares.

Bianchi expresó que las políticas de empleo, productivas y sociales “no están siendo lo eficaces y eficientes que debieran” por no tener un enfoque de género; “están siendo miopes, están teniendo un poco de incapacidad de mirar la realidad desde ese lugar, en un país que en los últimos años ha podido generar un montón de leyes en favor de la igualdad de género. Hay una distancia entre el marco legal y el enfoque que se les está dando hoy a las políticas de empleo, productivas y sociales”, identificó, y aconsejó “pasar de la voluntad política formal a la voluntad política real”.