La idea de reformar el sistema de jubilaciones de las Fuerzas Armadas, siempre presente en los discursos de algunos sectores del oficialismo, cobró fuerza a mediados de año, cuando se anunciaron recortes presupuestales en la Rendición de Cuentas. “Sin lugar a dudas estábamos ante una oportunidad muy buena para impulsar algunas reformas que son necesarias, porque los privilegios que tienen los militares son escandalosos. Pero por suerte el fantasma de la recesión se alejó y podemos patear la pelota para adelante. Es un problema menos para discutir en la interna, eso siempre se valora”, aseguró un legislador oficialista. Pero si bien no se espera que haya alguna reforma profunda en la Caja Militar, las jubilaciones tampoco se mantendrán intactas. Ayer se supo que el presidente Tabaré Vázquez envió un proyecto de ley que gravará las jubilaciones militares que estén por encima de los 50.000 pesos. Si bien la noticia no cayó “nada bien” entre los mandos castrenses, varias fuentes de las Fuerzas Armadas aseguraron que por el momento no hay planes para dar un golpe de Estado. “Por estas jubilaciones no pensamos tirar un tiro. El Ejército históricamente ha tenido un compromiso de defensa de las instituciones, pero históricamente también nos pagaban lo mismo por estar en nuestras casas sin hacer nada que por estar en el cuartel sin hacer nada. Por estas jubilaciones no pensamos tirar un tiro”, aseguró un teniente de la Fuerza Aérea. Un coronel de la Armada aseguró, por otra parte, que “dar un golpe de Estado es hacerle un servicio a la patria, y hay que arriesgar la vida, porque las escalinatas del Parlamento son muy peligrosas. El riesgo de caerse cuando uno está yendo a disolver las cámaras es muy grande”. Entre los mandos castrenses existe la opinión generalizada de que si la ley se aprueba “sería una excelente oportunidad para romper definitivamente con la lógica de la violencia de décadas pasadas y apostar a una paz duradera que implique poco esfuerzo”.