Las declaraciones de Pedro Bordaberry proponiendo elecciones parlamentarias anticipadas deben ser una alerta para la sociedad. Al igual que ocurrió en Brasil y antes en Paraguay y Honduras, la nueva manera de imponer cambios políticos es a través de mecanismos legales que existen en las constituciones democráticas. Como bien lo señaló Álvaro Rico con respecto a la última dictadura uruguaya, “las dictaduras vienen de las democracias”. Hoy en día no es a través de la coerción y la violencia que se imponen modelos económicos, sino a través del consentimiento de la población mediante la manipulación de las representaciones sociales. A través del discurso mediático y político se construye una representación de nuestra sociedad como violenta y de las demandas sociales como desubicadas o absurdas. ¿Por qué creemos que vivimos en una sociedad llena de crimen si la evidencia empírica de investigaciones de ciencias sociales muestran que ha bajado el crimen? ¿Por qué pensamos que los sindicatos o los movimientos sociales hacen demandas irracionales si el costo de vida a subido y las condiciones laborales se han deteriorado?

Ante la crisis política de los gobiernos progresistas a nivel regional y local podemos responder con horror y sentarnos a esperar que vuelva el neoliberalismo y la oligarquía al poder como ha estado ocurriendo en otros países cercanos; o aprovechar el momento para hacer un cambio radical planteando que otro futuro es posible. Tenemos la oportunidad de responder a esta situación haciendo cambios para lograr una mejora real de la calidad de vida.

La falta de liderazgo político para plantear un modelo alternativo requiere que los ciudadanos tomemos un papel más activo en el diseño de políticas. No hay tiempo para esperar a la próxima elección, o al próximo golpe de estado. En este momento de desintegración económica, social y ambiental los ciudadanos tenemos que demandar políticas de Estado para crear una nueva sociedad basada en la cooperación y participación, así como un modelo económico que respete el medio ambiente y garantice derechos sociales y económicos a todos.

No se puede esperar más. La crisis ambiental que representa el calentamiento global requiere un cambio urgente de estrategia a nivel económico, político y social. Ya no hay tiempo para políticas gradualistas, se requiere un cambio radical. Que tengamos un futuro nosotros y nuestros hijos requiere de una sensibilidad ambiental y un modelo de desarrollo sustentable que cuestione de raíz ideas sobre desarrollo aceptadas actualmente por los socialdemócratas en el poder. El modelo actual produce un ‘mal desarrollo’ en el que se busca maximizar resultados reduciendo costos y acumulando capital (Tortosa, 2008). Pero ese no es el único modelo posible, existen propuestas alternativas como el “Buen vivir” (Gudynas, 2011).

El “Buen vivir” es un modelo de desarrollo alternativo a la propuesta occidental, que integra perspectivas críticas de la modernidad con ideas indígenas como el respeto a la naturaleza que enfatizan la ética y la descolonización como bases para un desarrollo sustentable. Desde Latinoamérica se ha planteado una nueva alternativa que supera las propuestas de la teoría de la dependencia de los años 60 ofreciendo una visión que integra perspectivas ecologistas, feministas y de justicia social.

A nivel nacional esto implica cambiar el foco de las actuales políticas de desarrollo. Pensar en el siglo XXI que la solución a los problemas económicos pasa por conseguir abrir una nueva planta de UPM o encontrar petróleo son anacronismos. Esta visión revela una postura conservadora, que no considera el impacto ambiental de estas opciones y todavía cree que el crecimiento económico es la única variable a considerar para medir el desarrollo. Para construir un futuro viable, desde la perspectiva del “buen vivir”, las políticas de desarrollo deben ser generadas de forma participativa, considerando la inclusión y equidad, soberanía alimentaria, económica, y energética dentro del respeto al medio ambiente (Gudynas & Acosta, 2012). Ya existen ejemplos de iniciativas a nivel local que siguen esta línea como la Red Nacional de Semillas Nativas y Criollas, o el autoabastecimiento de energía eléctrica con paneles solares en Cerros de Vera, Salto, también se aprobó la ley que expande el derecho al trabajo a las personas con discapacidades. Estos logros deben ser conocidos y celebrados a nivel mediático, del debate público y del discurso político.

El foco de nuestras políticas nacionales de desarrollo debe estar en cómo cuidar el agua, protegiéndola de pesticidas y otros contaminantes que ponen en riesgo nuestro acceso a un recurso no renovable y escaso. Al mismo tiempo, la producción de alimentos debe ser otra área de foco pensando en ser autosustentables, no dependiendo de otros países para cubrir nuestras necesidades alimenticias. Los modelos actuales de producción de alimentos que usan técnicas que debilitan la calidad de los suelos mediante el uso de agrotóxicos y monocultivos, además de crear condiciones laborales precarias no son la respuesta. La producción de alimentos para el futuro debe basarse en el apoyo a los pequeños productores orgánicos locales que dan trabajo de calidad, contribuyen a mantener una comunidad activa en el campo y producen alimentos saludables para el resto de la población. A nivel del desarrollo de nuestra capacidad de cubrir las necesidades locales de producción de energía, no se necesita buscar hidrocarburos que producen más polución y contribuyen al calentamiento global. La estrategia con miras a un futuro viable está en producir energía mediante tecnologías alternativas que no contaminan, como la eólica, la solar o la biomasa entre otras. El desarrollo de este tipo de nuevas tecnologías produce trabajo, innovación y oportunidades de no depender de otros países para sostener las necesidades energéticas nacionales.

Necesitamos demandar políticas acordes con nuestro momento histórico y que respondan a las necesidades y posibilidades locales de desarrollo. Se necesita un nuevo tipo de participación política que vaya más allá del voto y las próximas elecciones. No podemos desaprovechar esta oportunidad, hagamos algo ahora.

Mariana Achugar

_Gudynas, E. 2011b. Buen Vivir: today’s tomorrow. Development, 54(4): 441–447.

Gudynas, E. & Acosta, A. (2012) La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa. Journal of Sustainability Education.

Tortosa, J.M. 2008. Maldesarrollo inestable: un diagnóstico. Actuel Marx / Intervenciones, Universidad Bolivariana / LOM Ediciones, Santiago de Chile, 7: 121-138._