En la cantina de la Facultad de Ciencias Sociales podían escucharse ayer distintas variantes del idioma español y algo de portugués. Montevideo fue sede por primera vez del encuentro regional “La economía de los trabajadores”, que se propone reflexionar sobre la autogestión como una alternativa a las formas y relaciones de producción capitalistas. El comité organizador es regional, y por Uruguay participan, entre otras organizaciones, el PIT-CNT, la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (ANERT), la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU) y la Universidad de la República (Udelar). Las actividades comenzaron ayer y se extienden hasta el sábado.

En la apertura, el comité regional dio una breve bienvenida. Román Cuadro, de la ANERT, hizo notar que la autogestión tiene “enemigos poderosos”. Gisela Bustos, de la cooperativa metalúrgica argentina 19 de Diciembre, convocó a la unión de trabajadores manuales e intelectuales, y deseó que el encuentro “sirva para fortalecer la lucha”. Hernán Trigo, de Chile, dijo que es necesario hacer conciencia en los trabajadores de que existen otra forma de producir y otras relaciones laborales. Rafael Enciso, de la Unión Nacional de Trabajadores del Estado y los Servicios Públicos de Colombia, hizo referencia a la importancia del proceso de paz en su país y subrayó que es necesario “vencer la resistencia de los sectores militaristas”. Comentó que el acuerdo de paz logrado entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contempla el fomento del cooperativismo y la economía social y solidaria.

El decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Diego Piñeiro, y el presidente del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop), Gustavo Bernini, dieron la bienvenida institucional. Piñeiro dijo que la autogestión es una alternativa a la gestión de la empresa capitalista y comentó que la facultad tiene contratada, a partir de una licitación, a una cooperativa de limpieza. “Y estamos muy satisfechos con su trabajo, si lo comparamos con las empresas anteriores a las que tuvimos que soportar”, manifestó.

Bernini habló de un contexto regional “complicado” para la izquierda, en el que Uruguay “no está vacunado”. Afirmó que la derecha, que hoy es “menos gorila”, busca “voltear” la “lucha de nuestros pueblos”. “Se ha aggiornado, es más inteligente y utiliza los medios de comunicación para hacer campañas sistemáticas”, señaló. “En nuestro país la batalla la vamos a seguir dando”, agregó. Informó que desde el Inacoop se planifica enviar el año próximo al Parlamento un proyecto de ley de economía social y solidaria. Bernini explicó a la diaria que se buscará diseñar esta norma en forma participativa y lograr consensos amplios. La definición de economía social y solidaria debe ser también “amplia”, para incluir a todos los emprendimientos de propiedad social, sin fines de lucro, o por ayuda mutua.

Horizontes utópicos

“Reestructuración económica, ciclos de lucha y horizontes utópicos para la autogestión” era el nombre de la primera mesa del encuentro. Luis Álvez, secretario general de la FCPU, habló de la necesidad de “generar contrahegemonía” y “pensar y construir espacios para la utopía en todos los ámbitos”.

Sebastián Flores, presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo de Chile, dijo que en su país existe un “neoliberalismo maduro, avanzado, triunfante” que ha privatizado las pensiones, la educación, el agua, la electricidad, la comunicaciones, y donde sigue rigiendo una Constitución aprobada en la dictadura. Sostuvo que la Concertación profundizó ese modelo, “principalmente a partir de la apertura económica”.

Antonio Cruz, profesor de la Universidad de Pelotas, de Brasil, propuso generar una agenda de discusión sobre la “transición”. Dijo que en América Latina hay “una especie de vacío utópico”. “Sabemos muy bien lo que no queremos, pero ¿qué queremos?”, inquirió. Afirmó que se debe plantear la pregunta de cómo transitamos del capitalismo al socialismo.

En primer lugar, propuso generar un consenso en torno a que se debe defender la democracia, porque “para nadie la democracia es más importante que para los trabajadores”. “Por lo tanto, partir de la idea de que la democracia es un concepto burgués es arrojar por la ventana la democracia construida por los trabajadores”, remarcó. En segundo lugar, llamó a “estudiar con mucha atención el inventario de experiencias pasadas y presentes” de la izquierda. En tercer lugar, propuso “construir un programa político de reformas que operen como dispositivos del cambio” y “neutralizar a los agentes de la conservación”.

Cruz consideró que la izquierda tiene “una idea de la revolución burguesa, heroica, machista”, y llamó a construir una idea “más solidaria, humilde, digna”, acorde con los valores del cooperativismo, donde “no hay héroes”. Se mostró convencido de que serán los trabajadores asociados, y no los asalariados, los “protagonistas del cambio”.

Andrés Ruggieri, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, coincidió con Bernini en que la derecha está mostrando “inteligencia”. Señaló la forma en que inventa nuevos conceptos, como el de “emprendedor”, que en los hechos es un “pequeño capitalista que en realidad nunca va a ser un capitalista, pero que reproduce esa ideología”.

Cupos e impuestos

En una de las mesas de trabajo que se desarrollaron durante la tarde, el ex ministro de Desarrollo Social Daniel Olesker presentó algunas propuestas para el fomento de la autogestión, como establecer un cupo en las compras públicas para las empresas autogestionadas y exonerar de IVA a las cooperativas cuando comercian entre sí, ya que “en Uruguay está de moda la exoneración fiscal”.

Olesker sostuvo que la contradicción principal hoy es entre regulación, por un lado, y desregulación o regulación mínima, por el otro. Dijo que los Tratados de Libre Comercio (TLC) son un ejemplo de cómo al capital financiero transnacional le sirve la regulación mínima. Dijo que la contradicción principal en los gobiernos del Frente Amplio es entre una “política social y laboral socializante y un desarrollo productivo privatizante, con un papel muy importante de la inversión extranjera directa”. “Eso generó una contradicción entre un modelo de desarrollo que se proponía amortiguar los efectos del capitalismo pero que no modificó la matriz productiva, y eso es parte de la explicación de que los procesos estén llegando a su quiebre”, dijo Olesker. El ex ministro sostuvo que se debe ver la autogestión como “una alternativa en la transición del capitalismo al socialismo”, porque modifica el acceso a los medios de producción y la distribución del excedente.