El juez penal de 12º turno, Nelson dos Santos, procesó ayer con prisión a tres integrantes de la Guardia Republicana, tras el homicidio de Nicolás Cuña, el joven de 19 años que el domingo de noche había ido a bailar a Coyote, discoteca del barrio Reducto, con un grupo de amigos. El juez procesó a los tres efectivos por riña, y a uno de ellos, además, por el homicidio de Cuña a título de dolo eventual, es decir, no intencional. Este último efectivo no era el que había quedado detenido en la madrugada del lunes, sino uno de otros dos policías que trabajaron como guardias de seguridad para el boliche y que se presentaron voluntariamente ante quienes llevaban adelante a la investigación.

Los procesamientos resueltos por el juez coinciden con el pedido del fiscal del caso, Gustavo Zubía. Según dijo a la diaria el fiscal, se les incautaron las armas a los tres policías, y se comprobó que con una de ellas no se habían efectuado disparos. Según informó ayer Subrayado, uno de los policías dijo que en la pelea generalizada que se produjo después de las 2.00, en la que habrían participado unas 100 personas, le pegaron en el rostro y en una pierna, y que sacó su arma y disparó al piso sin intención de lastimar. Zubía explicó que el uso de armas de fuego, el hecho de que el enfrentamiento haya durado varias horas y que no se haya producido dentro del local, ni siquiera en la puerta -incluso enfrente y a una cuadra del boliche-, “exceden” las características de la legítima defensa.

Por otra parte, el fiscal solicitó que se abra otra investigación sobre los dueños del local Coyote por la eventual responsabilidad que pueda surgir de los mecanismos de venta de entradas, así como por la contratación de un servicio de seguridad irregular. Sobre la 1.30, inspectores municipales que hacían controles en el local determinaron que había 900 jóvenes adentro y advirtieron que la capacidad máxima (1.100 personas) se estaba alcanzando, aunque afuera había muchas personas con entrada esperando para ingresar. Cerca de las 2.00 se cerró la puerta del local, lo que motivó los disturbios en la calle. Pasadas las 4.00, cuando ya quedaba mucha menos gente afuera, de una camioneta blanca bajaron guardias de seguridad de los exteriores del local, entre ellos los policías que finalmente fueron procesados. Coyote informó en su página de Facebook que “hasta tanto no se den las garantías y condiciones debidas”, el boliche no abrirá sus puertas.

Fuentes policiales informaron que en paralelo al procesamiento judicial, los tres efectivos de la Guardia Republicana serán sumariados. Los policías no pueden trabajar en tareas de seguridad privada, algo que se conoce como “servicio 223” y que está prohibido por la Ley Orgánica Policial.

En la noche del lunes, amigos y familiares de Nicolás Cuña comenzaron una manifestación en reclamo de justicia por el asesinato, que terminó en disturbios, con quema de cubiertas y contenedores. La familia, que se desvinculó de estos hechos, realizó anoche el velatorio del joven. Desde el lunes, amigos y familiares de Nicolás recolectaron plata para pagar el velatorio, pero su madre resolvió donarla al complejo municipal Sacude, del barrio Casavalle, donde el joven participaba en proyectos de mejora del barrio. Según contó a la diaria Mayda Burjel, la coordinadora de Cultura del complejo, la madre de Nicolás transmitió que el Sacude “era el lugar que Nicolás quería” y donaba la plata “para que se siguiera haciendo cosas para los jóvenes”.