Los trabajadores de Nebaril SA, constructora adjudicataria de obras públicas, cuentan que hace dos meses que no cobran, y que nadie de la empresa va a la obra. Que hasta los arquitectos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) dejaron de ir. La empresa estaba construyendo desde cero un liceo en Aparicio Saravia y Campillos, en Punta de Rieles. “Nos soltaron la mano”, dice Julio Rodríguez, uno de los aproximadamente 15 trabajadores que se mantienen en asamblea permanente en la obra. Sin herramientas ni materiales. Sin agua ni luz eléctrica, con un baño químico. La situación es “desesperante”, alertan. Llaman a la empresa y no los atienden, van y no hay nadie. “Seguimos insistiendo en que tiene que haber una lista de seguimiento de las empresas que trabajan para el Estado, que asegure que cumplan con lo que tienen que cumplir. Hoy ese registro no existe”, dice Daniel Diverio, dirigente del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos. El viernes, los trabajadores de Nebaril se marcharon hasta la sede de ANEP y luego a la del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, donde debía celebrarse una tripartita. Según dijeron a la diaria, aunque la ANEP concurrió, la empresa no se hizo presente. “Va para largo”, dijeron.