Una delegación del directorio del BPS concurrió al Parlamento la semana pasada a comunicar a la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados las razones que explican el déficit -por tercer año consecutivo- del fondo que posibilita el pago de la licencia, aguinaldo y salario vacacional de la construcción.
La decisión de que el BPS recolecte los recursos financieros y efectúe estos pagos a los trabajadores de la construcción fue tomada varias décadas atrás, incluso antes de la fundación del BPS como tal: era la Caja de Compensación Nº 17 el organismo que, enmarcado en el sistema de asignaciones familiares, tenía encomendada esa tarea. “No son prestaciones de seguridad social, sino que el BPS intermedia”, aclaró el presidente del instituto, Heber Galli.
Para Galli, se trata de un sistema que “funciona”, y “de su permanencia por tanto tiempo se puede inferir que el resultado ha sido eficaz y es valorado”, algo que corroboraron, en diálogo con la diaria, tanto el dirigente del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA) Daniel Diveiro como el presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción, Ignacio Otegui.
La alerta de los números rojos surgió hace un año y medio, en marzo de 2015, al analizar el balance de 2014, ejercicio en el que los egresos por complementos salariales que constituyen el fondo especial de la construcción superaban a sus ingresos. La situación se volvió a repetir en el ejercicio de 2015 y, según se estima, sucedería lo mismo en el de 2016.
Según explicó el presidente del BPS, dado que era una situación nueva -porque “en los años anteriores se recaudaba más de lo que se pagaba”-, se iniciaron trabajos y estudios, y un primer documento de la auditoría interna, en diciembre del año pasado, recomendó la creación de un grupo de trabajo para estudiar el resultado. A partir del análisis realizado por este grupo, el vicepresidente de la institución, Gabriel Lagomarsino, elaboró un estudio -con una veintena de técnicos- en el que revisó los procedimientos y procesos, abarcando desde la recaudación hasta las prestaciones, los pagos y cobros, y los registros contables de los últimos diez años hasta la fecha. El economista aclaró a la comisión de la Cámara de Diputados que “es importante tener en cuenta que es un fondo de reserva, cuya función, como tal, es que en los momentos en que haya exceso se acumule el sobrante para prever la situación en que haya saldos negativos”, como sucede desde hace tres años. Según el balance, el exceso de ingresos sobre egresos acumulado es de 758 millones de pesos en todo el período, y el déficit a cubrir sería de 20 millones de dólares.
Lagomarsino también aclaró que el déficit respondería exclusivamente a la fórmula de cálculo, cuyos componentes se establecen por decreto del Poder Ejecutivo, y que el BPS, por sí mismo, “no tiene márgenes de libertad para cambiarlas”. Sugirió algunas modificaciones para llegar a un mejor equilibrio: “A mi entender, habría que hacer algunos ajustes. Por ejemplo, se pagan días de licencia por antigüedad que no tienen su correlato en la fórmula de recaudación”, explicó.
El dirigente del SUNCA recordó que en 2004, durante una etapa de recesión del sector, el Ejecutivo de entonces definió “bajar el aporte patronal para incentivar inversiones” y, si bien fue en acuerdo tripartito, “una vez pasado el momento, el aporte no se restableció”, por lo que propuso que, como un primer cambio posible, “se revierta la medida”. Asimismo, consideró “adelantar el mes en el que se fija el aumento anual del sector”: “Nosotros cerramos el año en octubre y entonces se fija el aumento, pero si se fijara en mayo, junio o, a reventar, en julio, el BPS podría recaudar más [para el fondo] durante estos meses para cuando se fija la licencia y el aguinaldo en octubre”, explicó.
Por su parte, Otegui descartó que se trate de un déficit creciente. “Es algo que viene funcionando bien. Cuando se normalice la actividad de la construcción -que ya entró en una meseta-, no tendría por qué haber déficit”, afirmó. Diverio coincidió en que “si este año se mantiene el nivel -como está previsto-, no debería haber otro año de pérdida”.
El análisis iniciado por Lagomarsino -que “aún no ha culminado”- demuestra, sin embargo, que el saldo cero sería “un milagro estadístico”, pero se mantiene optimista respecto de la posibilidad de encauzar la situación.