La sensación de llegar a la cárcel como espectador, desde afuera, con la expectativa y los nervios de qué pasará, qué historias conocerás, con quién te sentarás a charlar sobre la vida y las condiciones en las que están recluidas esas personas es bien diferente a la que se siente cuando cruzás la puerta del Complejo Penitenciario Santiago Vázquez (Compen, ex Comcar) y ves, desde lejos, la inmensidad de una ciudad entre rejas con una población que ronda los 3.500 habitantes y no debería tener más de 2.500, según datos de marzo del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Las actividades del Día del Futuro se terminaron con el último día de setiembre, pero lo que pasa en el polo educativo (Comunidad Educativa) del Compen -el trabajo y la educación que se generan ahí adentro- es esperanzador en un lugar en el que la moneda corriente es la violencia.

Juego de roles

La Comunidad Educativa del Compen es un espacio en el que los reclusos se sienten a gusto. Y eso se nota en el trato que hay entre ellos, con los docentes y con los periodistas. Aulas en donde Rocío Morales enseña literatura y Flabia Fuentes, comunicación visual y plástica; diferentes oficios para aprender -peluquería, por ejemplo, a cargo de Maxi Piñaflor-; actividades que se desarrollan durante todo el día en la Comunidad Educativa y fuera de ella; extensas calles en las que te topás con canchas de fútbol, con un salón de eventos; las clases de rugby, la panadería, una barraca: el Compen es un mundo y no lo conocemos. “Estoy a cargo del taller de tatuaje, el primero que hay acá; en Punta de Rieles hay uno habilitado ya desde hace un tiempo, en Canelones también. Acá sólo doy clases; no podemos hacer tatuajes, practicamos con piel de chancho que conseguimos en la cocina. [...] Lo que yo quiero es poder evitar los contagios y las infecciones”, cuenta el tatuador Daniel Quintana, que al momento de la nota se encontraba practicando algunos dibujos y tomaba mate con el rapero Julio Alvarado, que cayó “de garrón”, después de estar 11 años encerrado. Julito, como lo conocen todos dentro del Compen, volvió en 2012 y está hace cuatro años “por un delito que no cometí”. Su idea es salir y llevarles la música a los chiquilines de su barrio: “Tengo 13 canciones. Ahora estamos por grabar una que trata sobre el narcotráfico y el sicariato, tratando de tirar abajo ese sinónimo de vida. Yo quiero que los niños de mi barrio, el 40 Semanas, tengan otras opciones. [...] Trato de dejarles un mensaje a los gurises. Para componer me guío mucho por el informativo, la crónica roja; también con lo que pasa acá adentro. Acá tenemos un lindo espacio, podés estudiar, captar cultura”.

En la carpintería trabajan cuatro personas: Leal, Ripa, Núñez y Milán. “Trabajamos haciendo los recortes para armar las sillas y las mesas para las visitas en los módulos 10 y 11. Desde abril estamos con este emprendimiento, desde las 8.00 hasta el mediodía, y de 13.00 a 17.00 los lunes, miércoles y viernes, y martes y jueves de 9.00 a 15.00. Yo aprendí este oficio acá”, le cuenta Martín Milán a la diaria. Óscar es parte de la biblioteca y junto a otros compañeros de la cárcel formaron Asepril (Asociación de Estudiantes Privados de Libertad), un gremio estudiantil que nació para pelear por los derechos de los reclusos, poder estudiar, formarse y educarse: “Acá todos hacemos de todo, yo soy un participante más del gremio. Los chiquilines vienen y piden libros para estudiar, alguna novela. Los profesores a veces dejan material para los alumnos y nosotros se los proporcionamos”. En la biblioteca se puede conseguir Pres y Diario, publicación anual de 32 páginas que hacen los reclusos del Compen y que ya lleva cuatro números (2012, 2013, 2014 y 2015), con un tiraje de 1.000 ejemplares.

Cultura para todos

“El 12 de octubre en Punta de Rieles vamos a tener una jornada de convivencia, educación y trabajo. La idea es que se empiece trabajando la cuestión de vínculos para pasar a la importancia que tiene la educación, sobre todo la no formal, para después pasar a tratar la tecnificación y el trabajo en los emprendimientos. De acá van a ir 24 reclusos estudiantes de diferentes ramas. Después, en la actividad, los exponentes van a ser varios: una estudiante de psicología que va a tratar el tema de los vínculos; Juan Miguel Petit -comisionado parlamentario para el sistema carcelario-, que va a hablar de derechos humanos, y Juan Antonio da Rosa -director del Compen-, que va a hablar sobre educación. Abraham García, representante de los derechos humanos de México acá en Uruguay, hablará sobre derecho laboral, y terminaríamos con [el director nacional de Trabajo, Juan] Castillo para hablar de trabajo, emprendimientos, salida laboral. Se van a armar stands en los que participarán diferentes gremios y sindicatos”, le cuenta Rocío Morales a la diaria. Rocío es docente de literatura dentro de la comunidad educativa del Compen -dicta clases de tercero a sexto año en secundaria- . La jornada de la semana que viene se llama “Estrategias básicas para la convivencia, instrucción y mercadeo” y será en la unidad 6 de Punta de Rieles, con el objetivo de “fomentar la interrelación entre los internos; explicitar la importancia de la educación formal y no formal; concientizar sobre la importancia del gremio educativo; brindar nociones básicas sobre marketing y técnicas de producción, y promover el trabajo y el aprendizaje colaborativo”. Los responsables del proyecto, además de Rocío, son Daniel López y Norberto Costabel, de la unidad 6 de Punta de Rieles. Además, en el Compen se llevará a cabo una actividad sociocultural el viernes 14 de 9.00 a 16.00, el primer encuentro educativo interdisciplinario e interpenitenciario Expresión Cultural, cuyo antecedente fue una jornada de integración, arte y expresión emocional que se realizó el 24 de junio con gran éxito. En este caso, se conjugarán y se evaluarán las asignaturas curriculares (dibujo, literatura, biología, filosofía y taller de cine y audiovisual del Ministerio de Educación y Cultura). Todo el evento será cubierto por Pres y Diario y los estudiantes harán un seguimiento de la actividad con la publicación de un artículo.

Morales, profesora de literatura y una de las impulsoras, cuenta que empezó a trabajar dentro del Compen este año: “Hacía dos años que quería entrar y nunca llegaba a las horas, y estoy fascinada. Se valoran cosas que afuera están perdiendo valor: el trabajo en equipo, la solidaridad, el respeto. Estos espacios de interés cultural y artístico posibilitan la expresión, que creo que es fundamental para ellos en un lugar donde inhiben toda esa parte emotiva”. Los objetivos del encuentro interdisciplinario e interpenitenciario son fomentar la creatividad y el interés mediante el arte; desarrollar la aptitud de trabajo en equipo; establecer la importancia del trabajo interdisciplinario; promover instancias de diálogo con el interior y exterior para la dignificación de la identidad del estudiante recluido; abrir un espacio a la sensibilidad y a la educación emocional, y generar instancias para el rompimiento de las barreras entre el “adentro” y el “afuera”. En noviembre y en diciembre se repetirán los encuentros con charlas y talleres; participarán profesionales de la educación, estudiantes, autoridades de secundaria, del Ministerio de Educación y Cultura, del INR y otros invitados. Habrá talleres literarios, de teatro, periodismo, música, audiovisual, historietas, plástica, pintura y escultura.