Ayer se conoció la noticia de que la aerolínea chilena Latin American Wings (LAW) firmó un preacuerdo con su par uruguaya Alas-U para adquirirla. En el gobierno hubo reacciones mixtas ante el anuncio. El ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, aseguró que se trata “de una clara prueba de que profundizar las relaciones con Chile es un camino que nos conviene recorrer, y que por lo tanto los cinco millones de dólares de mi propio bolsillo que puse para cerrar este acuerdo y demostrarles a los zurdos del Frente Amplio que el futuro está en la Alianza del Pacífico valieron la pena”. Pero desde el Ministerio de Economía y Finanzas consideraron que si bien se trata de una noticia “esperanzadora”, también advirtieron que la situación “debe ser seguida con prudencia”. Una fuente de la cartera explicó que “si esta gente está dispuesta a comprar la ex Pluna, ex Pluna-Varig, ex Pluna de nuevo y ex Alas U es porque no saben hacer negocios. Seguro que están fundidos”. Algunos analistas financieros de Chile comparten “parcialmente” esta visión. “No están para nada fundidos. Pero con esto seguro que se funden”, reconoció un columnista del periódico trasandino El Mercurio. En el Banco Central del Uruguay (BCU) coinciden en que “a priori” apostar a hacer dinero con una aerolínea de bandera uruguaya “es ridícula desde todo punto de vista”, pero de todas maneras también consideran que cada empresa “tiene su propia lógica”. Un funcionario del BCU opinó: “Podemos estar ante un caso de lavado de dinero. Si en el país tenemos más o menos un hotel de cinco estrellas cada ocho habitantes, ¿por qué no vamos a poder tener una aerolínea con una relación costo-beneficio completamente ridícula? Es cierto que últimamente el negocio del lavado está retrocediendo. Pero no nos olvidemos de que el mundo entero está quedando en manos de garcas. Los tiempos de la evasión fiscal generalizada van a volver”.