Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos emitió ayer un comunicado en referencia a la incautación de documentos en la casa del coronel Elmar Castiglioni que “desnudan el espionaje ilegal a partidos y personas, realizado por los servicios de inteligencia militar en democracia”; a la “negativa del Comandante del cuartel de Durazno a poner una placa en memoria de Oscar Fernández Mendieta, asesinado en dicho establecimiento en el año 1973”; a las recientes declaraciones en Florida del coronel retirado Ruben Hartman, y a los dichos en un programa radial del presidente del Centro Militar, Carlos Silva, “reivindicando en todos sus términos la dictadura militar y la tortura”. “Estamos convencidos de que todo esto es fruto de la impunidad que por tantos años gozaron sus delitos, y que todavía, en su mayoría, no han sido investigados y penados. No nos cansaremos de denunciar que las instituciones militares actuaron como cuerpo, que se sigue manteniendo el pacto de omertá y no han hecho un reconocimiento público del daño ocasionado a la sociedad”, dice el comunicado.

Agrega que seguramente parte de la oficialidad de hoy no integraba las Fuerzas Armadas (FFAA) “de esos años”, pero “mantiene esa unidad sin arrepentimiento alguno con ese pasado terrorista, y es educada e instruida por los viejos oficiales” que “sí torturaban, asesinaban, desaparecían, o veían torturar, asesinar, desaparecer, como una estrategia de sus jefes para involucrar al cuerpo entero; como forma de instaurar el terrorismo de Estado”. Sostienen que “sin una limpieza profunda de la Institución militar, desterrando el autoritarismo [...] se abona el camino de repetir el pasado”, y se preguntan “hasta cuándo los poderes del Estado, los partidos políticos seguirán mirando para otro lado sin ver la importancia que tienen tan graves expresiones y acciones”.

Finalmente, el comunicado señala que desde su nacimiento como colectivo han “denunciado y luchado contra ‘el pacto de silencio’ y la ‘distracción’ de muchos que no quieren enfrentar la realidad, siguiendo la lógica de que ‘no hay que agarrarle la cola al león porque se puede enojar’”. “Miedo, temor, terror, intimidación, amenazas, no construyen las bases sólidas de ninguna convivencia democrática. De una vez por todas se debe propiciar un gran debate nacional sobre las FFAA cuyo eje delimite su rol y responsabilidad en una sociedad republicana y garantista”, concluye.