El Ministerio del Interior recibe una denuncia cada 17 minutos; fueron 24.454 entre enero y octubre de este año: 1.000 menos que a la misma altura del año anterior. Estas son algunas cifras del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad que ayudan a contextualizar la situación.
“Hemos dicho basta”, dijo Martha Aguirre, de la Coordinadora de Feminismos del Uruguay, que convocaba al encuentro. “El feminismo tiene muchos frentes, pero lo que queremos ahora es tomar conciencia sobre uno: los feminicidios, ya que Uruguay está detentando el tristísimo privilegio -después de El Salvador y Honduras- de encabezar la tasa de mujeres muertas por violencia machista”, agregó.
Aguirre aclaró que la lucha feminista “no es antihombres”. “No estamos en contra de ellos ni de las parejas heterosexuales. Lo único que queremos es la igualdad de oportunidades en la sociedad y una actitud de respeto. Que por el simple hecho de ser mujer no seamos las más vulnerables ni víctimas de acoso o humillaciones”, afirmó, resaltando que la violencia “no es sólo el cachetazo”, sino que “hay otras caras que están ocultas en la división de roles tan tajante” de nuestra sociedad.
Hugo, un sexagenario, concurrió el viernes en compañía de su hija “para tratar de que las cosas cambien, no sólo acá sino en el mundo entero”, y rezó por que “cada uno sea más responsable con la parte que le toca”.
“A acompañarlas en esta, primero que nada”, dijo que había ido Antonio, de 16 años.
Carlos, de 57 años, consideró que el tema “hay que difundirlo, y cada vez más”. “Me ha pasado en estos días de ver alguna mujer contra la pared y tener que denunciar. Hay que estar y hay que hacer; si no, no vamos a poder”, agregó.
“Creo que con mi generación de universitarios del 83 fuimos la bisagra entre lo viejo y lo nuevo, y por suerte mi hija lo tiene claro, y espero que mis nietas ya no sufran por esto”, afirmó Aguirre.
Una representación
Una hora después de comenzada la concentración, los presentes cortaron 18 de Julio a la altura de Tristán Narvaja para llevar adelante una representación en la que una docena de mujeres vestidas de negro y con pañuelos de colores colgados como capas iban saliendo de lo que simulaba ser un gran vientre violeta, mientras otra, desde afuera, con un bombo colgado, marcaba el compás de los latidos del corazón.
Perseguidas con redes, y algunas enredadas entre ellas con una tela blanca, finalmente acabaron arropándose entre todas sobre la tela. El latido, ahora marcado por el aplauso de los observadores, las empezó a levantar para unirlas en círculo y terminar, con un llamado indígena, la primera parte de la representación. Luego, vestidas de blanco de pies a cabeza y con campanas en las manos, las mujeres se caían y se levantaban, a veces con ayuda de otras compañeras, que les tendían una mano.
La coordinadora ofreció la tela violeta usada en la representación para que el que quisiera se expresara con pintura u otros materiales. La primera en acercarse fue una niña de unos cinco años, que tomó un marcador y, sin dudarlo, dibujó un corazón. Otro niño, aproximadamente de la misma edad, escribió, con la ayuda de alguien dos generaciones mayor, la palabra “amor”.
El tiempo pasa
En lo que va del año fueron asesinadas 40 mujeres por violencia de género. Los departamentos más afectados -si se considera la cantidad de denuncias sobre el total de residentes- son Treinta y Tres, Rocha y Tacuarembó, según el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior. En ninguno de ellos es posible recurrir a la colocación de tobilleras electrónicas para la georreferenciación de la persona encausada por violencia, pero el Ministerio del Interior asegura que “antes de fin de año” se llegará a Colonia, Flores, Florida, Durazno, San José y Tacuarembó, y para el próximo año a todo el país. Aunque las autoridades han destacado la importancia de ese instrumento, las organizaciones vinculadas a la temática tienen sus reparos: “Las tobilleras han sido una acción relativa, y las órdenes de restricción no han servido, porque las han burlado”, dijo Martha Aguirre, de la Coordinadora de Feminismos del Uruguay. Reclaman campañas efectivas y control de “los mensajes que envían los medios [...]desde que el niño asoma a la vida”.