Suele decirse que diciembre es un mes difícil para muchas cosas, y en cuestiones de calendario la política no escapa a la regla. El sábado, el Partido Nacional (PN) intentó infructuosamente modificar su carta orgánica, ya que su convención no logró el cuórum necesario para tratar el tema.

La convocatoria, estimó el diputado nacionalista Pablo Abdala (Alianza Nacional), rondó las 200 personas durante las poco más de dos horas en la que la Convención Nacional sesionó en el salón Azul de la Intendencia de Montevideo, pero esta asistencia no fue suficiente para aprobar las modificaciones propuestas por el Honorable Directorio nacionalista, ya que los cambios deben alcanzar al menos el voto favorable de la mayoría absoluta de los convencionales: 251 personas. “Era posible que no llegáramos”, dijo Abdala al respecto. Según el diputado Jaime Trobo (Todos hacia Adelante), el tema será tratado en la próxima convención nacionalista.

Entre otras cosas, con esta reforma se buscaba solucionar un problema que en parte propició la falta de cuórum. La carta orgánica mandata al PN a reunir su convención al menos una vez al año, algo que según Abdala “no tiene mayor sentido”. Lo que tendría lógica, sostuvo, es que se reúna “cuando haya decisiones importantes”. Por eso, en la propuesta de reforma se decidió que el cuerpo se reúna el segundo y el cuarto año de mandato de cada directorio, “sin perjuicio de cualquier reunión extraordinaria que pueda convocarse”. La que sí deberá reunirse una vez al año será la Comisión Delegada de la Convención, un cuerpo de 55 convencionales que “no tiene potestades resolutivas ni declarativas”, explicó el diputado.

A su vez, la propuesta ajustaba otros criterios del funcionamiento del partido. Se habilitaba la votación presencial para todos los temas, salvo la elección del Honorable Directorio y del candidato a vicepresidente. “Incluso este caso podría haber sido dirimido por una votación presencial”, ilustró Abdala. Entre otras disposiciones, se establecía que aquellos integrantes del directorio que falten a tres reuniones consecutivas de ese organismo serán cesados automáticamente de su cargo. Además, se propuso que el presidente del directorio tenga que renunciar a su cargo con tres meses de antelación si se propone integrar listas en las elecciones internas, y que tenga que renunciar al momento de su proclamación si va a ser precandidato presidencial.

Superávit histórico

A pesar de que no se logró aprobar la reforma, la mayoría de los dirigentes nacionalistas manifestaron conformidad con respecto al evento, que incluyó un balance económico del PN y un informe que estuvo a cargo del presidente de la juventud partidaria, Gonzalo Baroni. Pero Magela García Galain, una de las directoras del PN, no fue del mismo parecer: “Me parece una falta de respeto de los convencionales que no fueron. Hubo compañeros que hicieron cientos de kilómetros, y eso no se respetó. El directorio va a tener que cambiar su posición con respecto a las convenciones, porque no se puede hacer viajar a los compañeros tantos kilómetros para que después no pase nada”. Además, se mostró contraria a que se suprima la obligación de realizar convenciones de forma anual: “Es el lugar donde nos vemos las caras, donde cada uno puede hablar y expresar lo que quiere, ¿y la vamos a cortar?”, expresó.

También se hizo una presentación del balance financiero. Según dijo Trobo a la diaria, el de este año fue de un superávit de 100.000 dólares, a lo que se llegó tanto por la colaboración de quienes ocupan cargos en nombre del partido como por “las contribuciones que se recibieron en el marco de los 180 años del PN”. El legislador consideró que se trata de un superávit “histórico” en los últimos 30 años. Consultado acerca del destino de esos fondos, respondió: “Son reservas que el partido tiene y que se van invirtiendo en gastos que tiene que realizar. Por ejemplo, en esta legislatura se adquirieron dos propiedades para casas del partido en departamentos del interior. Son básicamente para gastos de infraestructura, funcionamiento y presupuesto”.

Ayer, un día después de este frustrado intento nacionalista, el Partido Independiente logró lo que los blancos no pudieron hacer. Los comandados por el senador Pablo Mieres reformaron los estatutos del partido para permitir que el “presidente de honor” forme parte de la Mesa Ejecutiva Nacional de esta colectividad política. En ese cargo fue designado el abogado Hebert Gatto. Para lograr esto, se requirió una mayoría de tres quintos de la convención, según establecen sus estatutos.