Si ayer alguien hubiera leído solamente El País podría creer que Uruguay obtuvo “el peor resultado de su historia” en las pruebas PISA. Pero, sobre todo, leería que los resultados son el reflejo de una crisis en la educación “que no da tregua”. Sin embargo, a las 7.00, cuando muchos quiosqueros estaban colgando los diarios, se estaban presentando los resultados a nivel mundial. Y eran, paradójicamente, los mejores de Uruguay desde que se realiza la evaluación, al menos en ciencias y lectura. Estas evaluaciones comenzaron en 2003. Están a cargo de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y comparan sistemas educativos de 72 países, con la participación de 540.000 estudiantes en todo el mundo. En el caso de Uruguay participaron 6.062 estudiantes de 220 centros educativos, nacidos entre mayo de 1999 y abril de 2000. Según el informe presentado ayer, Uruguay consiguió 435 puntos en ciencias naturales, subiendo 19 puntos respecto de la edición de 2012 (en la que obtuvo 416). En lectura subió 26 puntos, ya que obtuvo 437 y había obtenido 411 en 2012. Estos dos valores, además de superar los resultados del período anterior, son los dos mejores resultados de Uruguay desde que participa en las pruebas. En matemática se obtuvieron 418 puntos, superando en 9 puntos la marca de 2012, pero el resultado es menor que el obtenido en ediciones anteriores, como 2003, 2006 y 2009.
Para Andrés Peri, director de la División de Investigación, Evaluación y Estadística de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), “la buena noticia que trae este ciclo es que no hay una tendencia en caída libre, como lo presentaron muchos analistas, sino que sigue la tendencia a la mejora”. Para Peri, lo fundamental es que el ciclo 2018 “vuelva a confirmar una tendencia ascendente consistente, ya que hasta ahora no hemos tenido dos ciclos consistentes de mejora”. El foco central de las evaluaciones de este año era ciencias naturales, área en la que Uruguay obtuvo el mejor resultado histórico, y para Peri una de las causas puede rastrearse en que “cada vez más se consolida un acuerdo en el sistema educativo sobre la enseñanza de las ciencias que empieza a prender en las aulas”. Según él, cada vez más los inspectores de secundaria se juntan y hablan de ciencias; no de las asignaturas en particular: el enfoque por competencias se está extendiendo, y hay “más pautas comunes” en ciencias que, por ejemplo, en matemática, donde “no hemos cristalizado un enfoque que permee a todo el sistema”. Uno de los aspectos más importantes es que Uruguay redujo las brechas de puntaje entre los desempeños más altos y bajos. Esto se dio porque los estudiantes que obtuvieron mejores resultados se mantuvieron estables, pero los estudiantes de más bajos resultados mejoraron sus puntajes.
La subsecretaria de Educación, Edith Moraes, dijo a la diaria: “El hecho de que los menos favorecidos, que son los que tienen las peores condiciones en materia de aprendizaje, sean los que están siendo más beneficiados, no es menor, cuando lo que el gobierno se propone es que la educación llegue a todos”. Sin embargo, afirma que este resultado “no es para dormirse en los laureles”. Moraes dice que “no puede asegurar que no va a haber oscilaciones de aquí en más”, pero asegura que “aplicar políticas educativas en la dirección que se vienen aplicando permite avanzar mucho”. Sobre la relevancia de las pruebas PISA como herramienta de evaluación, Peri cree que son “muy importantes” por el enfoque que tienen, es decir, evaluar “qué puede hacer el estudiante con lo que sabe” y “cuán bien preparados están para enfrentar el mundo moderno”, ya que en Uruguay “tenemos una enseñanza muy centrada en contenidos, pero lo que queda son habilidades, enfrentarse a una situación nueva, salir del mundo intraescolar, porque la educación se nota en los desafíos cotidianos”. Sin embargo, cree que “no se le puede pedir todo a PISA”, y que en nuestro país estas pruebas “se reificaron, y tienen un valor tan grande porque no hay evaluaciones nacionales en educación media”, ya que “si las hubiera no estaríamos tan sorprendidos por los resultados”. Para Moraes “es una gran herramienta” que ayuda a que “cada docente y director, y que cada consejo en la órbita de su competencia mejore y elabore sus propuestas educativas”.