Ayer el Instituto Internacional de Derechos Humanos (IIDH), en su capítulo para todo el continente americano, entregó al presidente Tabaré Vázquez el Premio Derechos Humanos 2016. La premiación tuvo lugar en el Senado de la Nación de Argentina. Vázquez agradeció el galardón, y afirmó que “los premios no se esperan, pero cuando llegan hay que recibirlos y agradecerlos profundamente”. “En la vida primero es lo primero, y lo primero es agradecer”, afirmó el mandatario, y agregó que “aprovechando esa suerte de breve momento de impunidad que suelen ser los discursos de aceptación de un premio” quería hacer “algunas precisiones”. En primer lugar, Vázquez dijo que si bien el premio es “personal”, lo recibía en nombre de su país y de su pueblo, “en nombre del Uruguay”, y de “todos quienes de alguna forma u otra” lo hicieron merecedor de la distinción: “La escuela pública uruguaya, la libertad, la democracia que a los uruguayos tanto nos gusta respirar y que a veces tanto nos ha costado hacerlo, mi familia, mis compañeros, mis colegas, mis profesores, mis alumnos, mis pacientes, mis queridos enfermos; sin ellos yo no estaría hoy aquí”. “Y entre ellos, alguien de quien precisamente hoy [por ayer] se cumplen 100 años de su nacimiento. Me refiero al general Liber Seregni, auténtico soldado artiguista, líder histórico de la fuerza política que me trajo a la presidencia de la República, y patrimonio de la democracia republicana uruguaya. Nuestro recuerdo y homenaje, nada más ni nada menos, que al general del pueblo”, expresó Vázquez, emocionado.

Luego, el presidente se refirió a que los premios “no son diplomas sólo para encuadrar y exhibir”, sino que tienen que ser “un estímulo y un compromiso para seguir adelante con las causas que los generaron, porque generalmente los premiados no somos jóvenes, pero creo que tampoco somos lo suficientemente viejos como para quedarnos cruzados de brazos. Seguiremos adelante hasta donde la biología lo permita, porque la ética indica que siempre se puede ser y hacer algo más por los demás”.

Más adelante, Vázquez dijo que “no es común que alguien proveniente del saber científico desemboque en el acontecer político. Sin embargo, a veces sucede, y ello no es fortuito”. Para el mandatario, sucede que “las mismas motivaciones que llevan a la ciencia conducen también a la política: la ciencia en tanto búsqueda del conocimiento permanente, base para mejores condiciones y calidad de vida de los seres humanos, la ciencia como factor de crecimiento económico, la ciencia como forjadora de valores y de cultura”.