“¿Disfrutando la vida de excedentario?”, le pregunta por teléfono a su amigo el maquinista Andrés Fernández, de 36 años, quien solía trabajar en la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE). Ahora no tiene trabajo, aunque sigue cobrando el sueldo cada mes. Mientras tanto, espera que la Oficina Nacional del Servicio Civil (ONSC) le asigne una nueva función en otro organismo público. Como él, hay decenas de maquinistas que quedaron al margen del ente estatal en el marco de una reestructura de personal vinculada a la creación de Servicios Logísticos Ferroviarios (SLR), la Sociedad Anónima cuyas acciones son controladas 51% por AFE y 49% por la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND).

“Salí en la lista el 24 de diciembre. Muchos habíamos pedido para quedar excedentes”, cuenta a la diaria este funcionario estatal. De los últimos 65 prescindibles de AFE, de acuerdo a las listas armadas por el directorio entre noviembre del año pasado y enero de 2016, cerca de 55 son maquinistas. De la última lista de 22 excedentarios, 14 son maquinistas y ayudantes de entre 30 y 40 años. Se trata de jóvenes que hicieron carrera en el ferrocarril y que cuentan con los saberes para, entre otras cosas, conducir un tren. Pero no vislumbran un futuro auspicioso sobre las pocas vigas uruguayas, por eso resolvieron -gremio mediante- solicitar el traslado. “A la mayoría de los jóvenes nos dejaron excedentarios”, asegura Fernández. El vicepresidente de AFE, Luis Rivero (Frente Liber Seregni), dijo a la diaria que “una de las cosas que había planteado el sindicato era que en esas listas hubiera gente joven, para que pudiera hacer carrera en otro organismo; hay gente mayor que se va a ir jubilando”.

Críticas desde la oposición

El director de AFE por la oposición, Alfonso Lereté (Partido Nacional), denunció irregularidades en el ente a la hora de confeccionar las listas de excedentarios. Ayer en el edificio anexo del Palacio Legislativo se reunió la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados; los blancos cuestionaron que estas listas fueran “hojas en blanco”, sin trazabilidad. Esto los deja “muy preocupados”, debido a la “desprolijidad” con la que se maneja el directorio, dijo a la diaria el diputado blanco Juan José Olaizola, también vicepresidente de la comisión.

A instancias de la denuncia de Lereté, se solicitó la presencia en el Parlamento del ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, para que la situación adquiera otra dimensión política. Cuatro votos del Frente Amplio contra tres de la oposición frenaron la iniciativa. El diputado frenteamplista Felipe Carballo, presidente de la comisión, manifestó a la diaria que no considera “oportuno” convocar al ministro mientras se desarrolla la investigación administrativa que el ente inició ayer, consecuencia de las denuncias del director blanco. “También pensamos que hay una movida de algunos sectores de la oposición para desprestigiar a las empresas públicas”, concluyó el legislador.

Sacando de a uno

El directorio está asesorado por funcionarios que conocen a los trabajadores y que guían a los directores en el armado de las listas de excedentarios: éste sí, éste no, a éste ponelo en “veremos”. Los más jóvenes van a la lista, mientras que los veteranos que están cerca de su jubilación quedan excluidos porque resulta muy difícil que se integren en una nueva oficina pública.

De todos modos, para un maquinista joven no será fácil adaptarse a la administración del Banco de Previsión Social o al servicio de mantenimiento de UTE, por mencionar dos ejemplos. Si bien la empresa público-privada SLR -que se rige bajo el derecho privado- realizó un llamado abierto para maquinistas, son muchos lo que no quisieron arriesgarse a cambiar de formato. Tal es el caso de Johny Guiterberg, de 30 años. “Creo que peor que en AFE no vamos a estar [...] igual en AFE se respetaban las ocho horas y el trabajo se disfrutaba”, dice a la diaria otro de los que solicitaron la excedencia y esperan por una nueva oportunidad en otro organismo del Estado.

En total fueron nueve años los que Guiterberg trabajó en AFE, hasta que el 30 de diciembre firmó la excedencia. Entró de ayudante, hizo un curso de dos meses, pasó las pruebas eliminatorias y luego se metió de lleno en la carrera de maquinista. Recuerda con claridad los viajes a Minas a buscar pórtland. “El sueldo de AFE es malo en comparación con otros. A nosotros nos salvaban los viáticos. La carrera es corta, porque llegás a maquinista y podés aspirar a inspector de maquinista, pero en todo el país hay 30. Son pocas las chances, tenés que ser muy prolijo”, explicó. Al ser consultado sobre el tiempo que deben esperar hasta ser convocados nuevamente por el Estado, ninguno de los maquinistas tiene idea de cuánto tiempo pasará. “Se habla de seis meses. Hasta hace 15 días nuestros datos no habían sido pasados”, apuntó Fernández. Incertidumbre por no saber de qué trabajarán; tranquilidad por seguir siendo funcionarios públicos.