La necesidad de construir este fideicomiso -conocido como Fondo de Financiamiento y Desarrollo Sustentable de la Actividad Lechera- se origina en el primer semestre del año pasado, cuando el sector, atravesado por un contexto internacional desfavorable, empieza a mostrar “síntomas de problemas”. A la caída de precios y dificultades crecientes con algunos mercados relevantes para los lácteos, como Venezuela y Brasil, se le sumó un episodio de sequía que afectó fuertemente a ocho departamentos del sur del país, lo que llevó a las autoridades a comenzar con la constitución del Fondo.

El Instituto Nacional de la Leche (Inale) estimó las pérdidas por estos efectos en 4,2 centavos de dólar por litro de leche, lo que llevado a la producción anual arrojó una pérdida total de unos 85 millones de dólares (27 por sobrecostos de alimentación por sequía y 58 por efecto de la caída del precio internacional). Al considerar estos datos y al tener en cuenta “la urgencia cada vez mayor del sector” -según el director de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), Adrián Gambler-, se decidió hacer un relanzamiento del Fondo de Financiamiento que se otorgó en 2007, atendiendo a algunos percances que habían surgido de su implementación anterior.

Aprobado por ley en agosto de 2015, la comisión honoraria del Fondo Lechero comenzó a trabajar en la creación de la reglamentación. Al considerar las estimaciones del Inale, se procedió a acordar una emisión del orden de 78,8 millones de dólares, con aportes de 53,8 millones por parte del BROU y 25 del BBVA. “Se están firmando los últimos contratos, por lo que los dineros estarán disponibles en el correr de la semana que viene”, afirmó Gambler.

Cada productor recibirá un monto acorde a lo remitido a planta entre 2014 y hasta junio de 2015, y se establecerá un mínimo de 8.000 dólares para los productores familiares, de manera que “el mismo sector se haga cargo de que ese subsector permanezca activo”, consideró por su parte el presidente del Inale, Ricardo de Izaguirre. Agregó que este convenio permitirá “prepararnos para nuevas situaciones que surjan en el futuro y que seguramente van a venir”.

“Es importante tener bien claro que esto es un endeudamiento que toman los productores; acá nadie le está regalando nada a nadie”, estableció el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, sobre el mecanismo que “permitirá comprar tiempo mientras un producto tan noble como la leche y sus derivados se recuperaban”. “Antes de que se genere un endeudamiento más grande, lo que tratamos es de mantener los niveles de producción”, agregó.

El plazo que tendrán los productores para devolver el dinero prestado se determinará en base a la producción futura, ya que se repaga en función de los litros de leche que se van produciendo. “Cuanto más valga la leche, mayor producción”, estableció Aguerre, quien estimó un plazo “de cinco a siete años”.

El jerarca también diferenció esta medida del préstamo que aprobó el lunes el presidente Vázquez a los productores locales por las deudas impagas de Venezuela. Sin embargo, sostuvo que “difícilmente todas estas medidas logren que el precio se mantenga como una constante: estamos en un mercado mundial y somos tomadores de precios”.