Unas 300 personas, en su gran mayoría jóvenes, se concentraron ayer en la plaza Libertad para marchar por la avenida 18 de Julio hasta la esquina de las calles Fernández Crespo y Cerro Largo, donde se encuentra la casa en la que funciona el centro social autónomo La Solidaria. “No al desalojo de La Solidaria-¡Saquen sus manos de nuestros centros sociales!”, decía una de las pancartas que portaron los manifestantes. “En defensa de los espacios autónomos”, decía otra que quedó colgada en la plaza. Durante la marcha, una joven pintó en una chapa: “No a la especulación inmobiliaria”.

“Este espacio está instalado en una casa que fue ocupada en febrero de 2012 que antes era propiedad de la Iglesia Evangélica Alemana. La casa estaba abandonada, endeudada y destruida y fue restaurada por los ocupantes para funcionar como centro social. Desde ahí se han impulsado diversas actividades y luchas, en las que la solidaridad, la autogestión y la horizontalidad han sido la columna vertebral de todos los proyectos”, explicaron los organizadores en un comunicado difundido ayer.

El problema es que el 30 de octubre de 2015 llegó a la casa un cedulón instando a desalojar la propiedad en un plazo de 15 días. Una ciudadana chilena nacionalizada uruguaya que adquirió recientemente el inmueble inició los trámites de desalojo ante la Justicia. “Desde esa fecha, los involucrados en el proyecto hemos comenzado una campaña para frenar el desalojo y a su vez potenciar la lucha por los espacios que escapan a la lógica del mercado”, agregaron en el comunicado.

Los organizadores, que pertenecen a distintos colectivos que llevan adelante actividades en la casa, asocian la venta y la exigencia de desalojo con la especulación inmobiliaria. “El barrio Cordón Norte es un barrio céntrico y, como tal, está expuesto a los fenómenos actuales de desarrollo urbano. En ese sentido, no es raro observar cómo día a día aumentan las grandes obras de construcción que buscan incrementar la rentabilidad del suelo. Las antiguas casas de patio -como la que fue ocupada para dar vida a La Solidaria- son destruidas y suplantadas por edificios con pequeños y costosos apartamentos”, expresaron en el texto. Pero también critican al gobierno departamental, ya que consideran que la “especulación y lucro” con la vivienda es “coherente con la necesidad” de la intendencia capitalina “de proyectar una imagen de Montevideo que se venda bien”. “Una ciudad con marca que ofrezca a los turistas y a los sectores acomodados espacios céntricos de consumo y recreación mientras condena a los pobres a vivir en la periferia. En definitiva: es este proyecto el que permite que espacios como La Solidaria estén hoy en peligro de desalojo y que al mismo tiempo el precio de los alquileres sea cada vez más alto”, concluye el comunicado.

La movilización se desarrolló como parte de lo que se denominó Semana internacional de agitación contra el desalojo de La Solidaria, ya que la situación ha sido informada a otros colectivos de la región que expresaron su solidaridad.

La Solidaria ha servido como local para la realización de talleres, cursos y reuniones, se organizaron ferias de libros relacionados con las ideas anarquistas, funciona el Café Subversivo, estuvo la radio comunitaria Resistencia y la biblioteca social Tierra Purpúrea. También se reúnen periódicamente la Coordinación por el cierre del zoológico Villa Dolores, la Coordinación contra Monsanto, la Asamblea Nacional Permanente en Defensa de la Tierra, el Agua y los Bienes Naturales y Plenaria Memoria y Justicia, entre otros colectivos. Durante las más recientes inundaciones, se centralizó en el lugar una campaña de donaciones de ropa, colchones y alimentos no perecederos en apoyo de los afectados. En mayo de 2013, a solicitud de la Iglesia Evangélica Alemana, anterior propietario de la casa, la Policía intentó desalojar el inmueble, pero sin una orden de allanamiento, por lo que el procedimiento no prosperó.