La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) no tuvo la premura ni logró el consenso de otras instancias, como en ocasión de la sublevación policial contra el presidente ecuatoriano Rafael Correa en 2010, o cuando Venezuela y Colombia lograron recomponer sus relaciones tras la mediación del organismo regional, ese mismo año. Cambiaron las circunstancias o la configuración de fuerzas en la región; lo cierto es que la cancillería uruguaya ya descarta la posibilidad de llegar al consenso para efectuar una declaración de la Unasur en respaldo a la presidenta brasileña Dilma Rousseff, ante la crisis política que vive su país. Al igual que Ecuador, Venezuela y Bolivia, Uruguay se pronunció decididamente por respaldar a Rousseff, recordando mediante un comunicado que “fue elegida democráticamente por la mayoría de los brasileños para ejercer su cargo hasta el 1º de enero de 2019” e impulsando una declaración de “respaldo a la Presidenta del Brasil y a las instituciones brasileñas” tanto en la Unasur como en el Mercosur -organismos en los que ocupa la presidencia pro témpore-. “La estabilidad política y económica de Brasil es algo que todos los brasileños merecen y toda la región necesita”, y los distintos actores involucrados deben “actuar responsablemente y con lealtad institucional para que este querido país supere prontamente esta situación”, cerraba el comunicado de Uruguay.

Argentina también manifestó su respaldo al gobierno brasileño. La semana pasada, en una conferencia de prensa en el Palacio de San Martín, la canciller argentina, Susana Malcorra, expresó la voluntad de su país de que el Mercosur se reúna, “aunque sea por videoconferencia”, para dar “apoyo institucional” a Brasil.

En cambio, Colombia se mantuvo en silencio y Paraguay y Chile se mostraron distantes, descartando la posibilidad de un pronunciamiento, lo que hace inviable lograr el consenso que permita emitir una declaración, explicaron a la diaria desde la cancillería uruguaya. “Y en la Unasur es por consenso, a rajatabla”, enfatizaron las fuentes, en referencia a que se debe lograr la aceptación de todos los países. El canciller chileno, Heraldo Muñoz, dijo la semana pasada a la prensa que Brasil “es históricamente amigo de Chile” y que a su país le interesa “lo que sucede en un país tan cercano”. Pero agregó: “Sabemos que allí hay una Justicia independiente y una democracia vibrante”, dejando entrever que Chile no se involucrará en el asunto. En el mismo sentido, aunque de modo más explícito, se manifestó el vicecanciller paraguayo, Óscar Cabello, el miércoles: “No intervenimos en los asuntos internos de los países. La postura del gobierno paraguayo es respetar las instituciones de Brasil”. “Paraguay no cree conveniente que se saque ningún tipo de pronunciamiento ni a favor ni en contra de nadie. Nos ajustamos al respeto de la soberanía de los países. No apoyamos ese tipo de comunicados”, remarcó el vicecanciller. En consecuencia, si se logra un pronunciamiento del organismo regional, no será de respaldo al gobierno brasileño sino, en todo caso, a las instituciones de ese país de modo general.

El viernes, en diálogo con el programa Pisando fuerte, de Metrópolis FM, el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, dijo que el organismo precisa un poco más de tiempo para realizar una declaración sobre el tema. “Los pronunciamientos de carácter colectivo se calientan a fuego lento, se tienen que analizar párrafo por párrafo. Nos sirven estos procesos porque cuando salga, se busca que contemple todos los elementos que se quiere contemplar y que sea apoyo institucional, de convicción y principios”, declaró.