Edgardo Novick irrumpió con un discurso pretendidamente alejado de ideologías, una inusual presencia mediática y una campaña persistente en las últimas elecciones departamentales en Montevideo. Sorprendió a propios y ajenos como una persona alejada de orgánicas partidarias que sin embargo logró triunfar, en términos relativos. “Yo lo veo parecido a cuando [Luis Alberto de] Herrera hizo entrar a Chicotazo en 1958. Lo que hicieron [los partidos de oposición] fue crear un partido que iba a ser una mera etiqueta para juntar votos blancos y colorados, pero sin querer le abrieron la puerta a un animal político como Novick, que es un tipo que tiene algunos atributos positivos para comunicar con un público enojado con el gobierno, que rápidamente tomó autonomía y hoy es un problema para el Partido Colorado y el PN”, valora el politólogo Daniel Chasquetti. Entiende, de todos modos, que Novick “no es tanto una reacción a una clase política deslegitimada sino una chicana de la oposición para ganar Montevideo, que le salió mal”.

La diputada frenteamplista Manuela Mutti dice que el fenómeno Novick le preocupa, en particular el hecho de que el candidato del Partido de la Concertación “aglutine en torno al marketing”. “No estamos en el plano de la discusión profunda de ideas. No podés decir que las ideologías no existen más, porque eso es una ideología. Me preocupa que esas cosas calen en la gente, como burbujas que surgen de la nada, producto de una sociedad hiperconsumista que nos vende por medio de una propaganda”, cuestiona la diputada del MPP.

Para el politólogo Fernando Rosenblatt, se trata de un fenómeno “simpático” pero que “no es ilustrativo de la decadencia de las organizaciones partidarias en Uruguay”. “No hay evidencia que marque que ha bajado la identificación con partidos políticos en Uruguay. También hay muchos que viven de lo que pasa en Facebook y en Twitter, y eso no es lo que pasa. El voto que tuvo Novick también fue por omisión, por una cosa histórica que pasó con los partidos tradicionales en Montevideo; no sabemos qué hubiera pasado con Novick si los partidos tradicionales se hubieran presentado de verdad”, señala Rosenblatt.

En cambio, para el ex senador frenteamplista Enrique Rubio la política “se ha personalizado muchísimo” y las campañas “están muy centradas en los candidatos”. Esta personalización se vincula también con el fenómeno del uso de las redes sociales, que se construye a partir del “yo opino”, y por lo tanto de la individualidad. “La que ha sabido interpretar eso más rápidamente ha sido la nueva derecha, por ejemplo Luis Lacalle Pou. Es un fenómeno que se da en toda América Latina”, considera.

El nacionalista Federico Ricagni apunta que “por suerte” no se ha debilitado la fortaleza de los partidos políticos ni la idea de que “los partidos están por encima de las personas”. “Lo contrario es una idea peligrosa, porque la democracia uruguaya tiene entre sus pilares la fortaleza de los partidos políticos. No tenemos que entrar en esa política que tienen otros países donde se arma el partido para el candidato. Debemos aprender de algunas cosas que hemos hecho en el PN: la creación de partidos para eventualidades no es un camino recetable, porque se está vendiendo la idea de que las personas son más importantes que los partidos, y las instituciones siempre están por encima de las personas”, remarca, en referencia a la apuesta a Novick como candidato de la Concertación.