Lejos del promedio de 5% de crecimiento que se registró en la última década, e incluso también del 3,5% de 2014, en 2015 la economía uruguaya creció sólo 1% en relación al año anterior, la mitad de su presunto potencial, según las series históricas. El escaso incremento del Producto Interno Bruto (PIB) estuvo sostenido por la actividad de la industria y del transporte, almacenamiento y comunicaciones del lado de la producción y por el consumo del gobierno del lado del gasto, lo que confirma un escenario de fuerte desaceleración.
Desde el punto de vista de la producción, tres sectores sufrieron notoriamente el declive de la economía el año pasado: el suministro de electricidad, gas y agua, que había salvado al PIB en 2014, tuvo una baja en su producción de 8,1%; la construcción, que parecía haber recuperado sus niveles de actividad, tuvo una contracción de 5,4%, tanto en el sector público como en el privado; y el comercio, las reparaciones, restaurantes y hoteles, que habían bajado su producción en 2014, volvieron a hacerlo en 2015, a una tasa casi cinco veces mayor, de 2,5%, explicado en mayor medida por el descenso en la actividad comercial.
Noticias más favorables fueron las de la industria manufacturera, cuya actividad creció 5,7%, producto del aumento en la producción de pulpa de celulosa, y también las de la rama que nuclea al transporte, el almacenamiento y las comunicaciones, con un crecimiento de 3,1% como resultado de la “continua expansión” de las telecomunicaciones, observa el informe del Banco Central.
Por otro lado, otras actividades -que incluye las actividades inmobiliarias, los servicios financieros, del gobierno general, sociales, de esparcimiento y personales- tuvieron un alza de su producto de 1,6%, y las actividades primarias, de 0,4%, con un crecimiento particular de la producción de la agricultura, la ganadería, la caza y la silvicultura de 1,2%.
Examinando el producto desde la óptica del gasto, el análisis de la autoridad monetaria da cuenta de una caída de la demanda interna compensada por el crecimiento de la demanda externa neta. El gasto de los hogares que sostuvo el ritmo de expansión de la economía en 2014 cayó fuertemente de 3% a una tasa nula en 2015. Por su parte, el gobierno mantuvo sus niveles de gasto en 2,6%.
La inversión en capital marcó también un notorio descenso. Ya en 2014 la formación bruta de capital no había crecido, y en 2015 cayeron los niveles en 7,7%, debido a la disminución registrada en la adquisición de existencias por parte de la sociedad, en el orden de 8,2%. El informe da cuenta de que la contracción se dio tanto en la inversión pública como en la privada, y en maquinaria y equipos importados así como en construcción.
En el frente externo, se registraron también contracciones en los niveles de exportación e importación; las primeras del orden de 1,2% y las segundas de 7,4%, lo que determinó que el saldo comercial con el resto del mundo resultara menos negativo que el de 2014, principalmente por una caída en el volumen de las transacciones y no necesariamente de la evolución de los precios, similar a la de 2014.
Es así que el PIB ascendió a 1.460.500 millones de pesos uruguayos, registrando un crecimiento de los precios implícitos por una tasa de 8,7% en el año. Con esto se da cuenta que el ingreso nacional disponible real tuvo un aumento de 0,6% respecto de 2014, inferior al del PIB en volumen físico y explicado por un resultado desfavorable en los ingresos primarios del gobierno -básicamente, los impuestos-.
El menor dinamismo de la formación bruta de capital motivó una reducción en las necesidades de endeudamiento de la economía con el exterior, de 25% a 18,8%, lo que ubicó al porcentaje de endeudamiento sobre el ingreso nacional disponible en 3,9%.