“Cuentas claras” se denominó el foro organizado por el Banco Mundial que tuvo lugar ayer y hoy. Autoridades y expertos provenientes de diversos países de la región discutieron sobre corrupción y transparencia en la gobernanza pública. El ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de Argentina, Alfonso Prat-Gay, señaló los casos de corrupción de los gobiernos kirchneristas, mientras que el presidente del Banco Central uruguayo, Mario Bergara, defendió a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ante el juicio político al que se intenta someterla, y dijo que si este resulta positivo a favor de destituirla, lo que vendrá será “probablemente corrupción”.

El primer panel de la mañana de ayer reunió a los ministros de Economía de Argentina, Paraguay y Uruguay, quienes discutieron sobre la sinergia entre gobernabilidad y desarrollo económico en la región. Los tres coincidieron en la necesidad de crear una Corte Interamericana y del Caribe de la Lucha contra la Corrupción, a la que se le otorgaría no sólo la potestad de dar recomendaciones, sino también de aplicar sanciones.

“Comparto totalmente la propuesta”, sostuvo el titular de Economía y Finanzas uruguayo, Danilo Astori, quien oficiaba de anfitrión. “No bastan las normas nacionales”, dijo. “Necesitamos una guía internacional en lavado de activos y su vinculación con el crimen organizado y el terrorismo, porque el poder de esa organización es más complejo que una [empresa] multinacional”, afirmó.

Su par argentino festejó el “consenso” con respecto a este tema “a nivel regional” y consideró que se necesita “una mayor acción de los organismos de control”. “Cuentas claras conservan la amistad y, en la esfera pública, la convivencia”, sostuvo. A continuación agregó que su país tiene “una deuda histórica” en materia de acceso a la información. Dijo también que su presidente, Mauricio Macri, está preparando una ley de acceso a la información que permitirá “reconstruir lo que no se hizo en tantos años y que se evitó tan groseramente en el último tiempo”. “Ni la transparencia es un sueño ni la opacidad una maldición”, sostuvo, y puso como ejemplo de organismos que yacían en la oscuridad en Argentina al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y la Administración Federal de Ingresos Públicos.

El ministro paraguayo de Hacienda, Santiago Peña, coincidió en que hay que “ir hacia un mayor acceso a la información pública, aun si esto implica un desgaste político y social”, porque frente a un escenario de desaceleración del crecimiento económico como el que vive al día de hoy la región, “la transparencia y el acceso a la información pública son aliados” y “van a llevar a un crecimiento más sostenible a largo plazo”.

Astori consideró que en la apertura de información hay dos cosas a tener en cuenta: el acceso propiamente dicho y la información. “Si construimos una institucionalidad proclive al acceso amplio, pero no tenemos información básica, será muy difícil de aplicar”, dijo. En esa línea, llamó a los colegios profesionales a “impulsar y difundir la importancia de acceder a la información básica” y a “perfeccionar los métodos de acceso”.

Eu estou

En un segundo panel, en el que se discutió sobre gobernabilidad y legislación, Bergara sacó a relucir el ejemplo de Brasil, cuya presidenta, Rousseff, enfrenta un proceso de juicio político por presuntos casos de corrupción. El domingo 17 de abril la Cámara de Diputados del país vecino resolvió, con 367 votos a favor y 137 en contra, que Rousseff fuera procesada, pasándole la posta a la cámara alta, que votará el martes 6 de mayo. El presidente del Banco Central uruguayo sostuvo que “procurar derribar a una presidenta con un argumento en esa dirección, sin un documento probatorio específico”, es “alarmante”. “¿Qué va a venir después?”, se preguntó. Y respondió: “Probablemente, corrupción”.