“Somos ricos en agua, y de lo que se trata es de generar los instrumentos para transformar ese recurso en valor, en trabajo, en producción, en industrialización, en oportunidades para la gente. Transformarnos de un país que espera la lluvia en un país que la recibe, la almacena, la administra, la conduce, la comercializa y la transforma en innovaciones productivas que nos dan la competitividad que nos permite cultivar cada vez más, con más eficiencia, trabajo y sostenibilidad”, dijo el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, ayer en el Consejo de Ministros, al anunciar la presentación de un proyecto de ley que modifica la Ley de Riego vigente y “tiene como objetivo el fomento del desarrollo del riego en Uruguay”. Aguerre informó que el agua destinada a riego es 90% del agua utilizada en todo Uruguay, “pero ese 90% es menos de 5% del agua que se escurre”. Si la ley se aprueba, “va a haber un antes y un después en el desarrollo de la agricultura del Uruguay”, aseguró el ministro, en referencia a los alcances de la norma propuesta, que establece estímulos para la inversión privada y “el asociativismo en las inversiones”.

“Hemos pasado de tener 52 sistemas mecanizados de riego en las zonas de litoral y del centro sur a tener 420. Ese impulso del crecimiento de la superficie regada se basa en el aprovechamiento de los embalses, de las represas. Pero se ha desarrollado con una lógica de represamiento individual: lo hace quien tiene suficiente superficie, tamaño, escala y la posibilidad topográfica de realizar un embalse y almacenar el agua para desde allí regar. Pero el desarrollo de nuestro país tiene que tener estabilidad productiva, y para ello tenemos que tener agua, y el agua no puede estar condicionada al tamaño que tenga la empresa o el productor”. En eso radica, subrayó Aguerre, “la importancia de impulsar embalses asociativos”.