Las altas tasas de desvinculación en educación media son motivo de preocupación en Uruguay desde hace ya mucho tiempo. Si bien este indicador ha disminuido ligeramente en los últimos años, de la Encuesta Continua de Hogares (ECH) de 2015 surge que 17% de los adolescentes de 14 a 17 años que culminaron primaria no asistía al sistema educativo y 31% de los jóvenes de 17 a 18 años no había culminado el ciclo básico de secundaria.
Esta nota -cuya versión original fue publicada en el blog del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Universidad de la República- resume los principales resultados de una investigación acerca de adolescentes desvinculados del sistema educativo formal de 15 años de edad promedio, que no completaron educación media básica y, en algunos casos, nunca llegaron a inscribirse en ese ciclo. El estudio involucró una encuesta, combinando, por primera vez para Uruguay, información de los adolescentes desde primaria.
Los jóvenes encuestados a fines de 2012 provinieron de dos encuestas longitudinales. Por una parte, se encuestó a 113 adolescentes que en 2006 habían participado en la evaluación de aprendizajes del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) cuando se encontraban en tercer grado de educación primaria, y que en 2009 participaron en la V Evaluación Nacional de Aprendizajes de Administración Nacional de Educación Pública. Por otra parte, fueron encuestados 87 adolescentes provenientes del “Estudio longitudinal de bie- nestar” que el Instituto de Economía inició en 2004 y continuó en 2006 y 2012. El análisis se complementó con el aporte de 30 entrevistas en profundidad para un subconjunto de los adolescentes encuestados.
Se observó que los adolescentes encuestados presentan en promedio mejores condiciones de acceso a bienes durables que los adolescentes provenientes de hogares pobres según la ECH de 2012. En la misma línea, la ECH de 2012 indica que 68% de los adolescentes de entre 14 y 17 años que no asisten al sistema educativo formal no sería considerado pobre de acuerdo a la línea de pobreza considerada en 2006.
Si bien la mayoría de los encuestados abandonó tras matricularse en primer año de ciclo básico, 40% nunca se había matriculado en este ciclo. Además, en la mayor parte de los casos, y en particular para los que no alcanzaron a matricularse en educación media básica, la decisión de abandono fue apoyada por la familia o fue tomada en conjunto con esta.
Los principales motivos de abandono para el total de encuestados -y, en particular, para aquellos que nunca se inscribieron en ciclo básico- refieren a dificultades de aprendizaje y al interés por aprender otras cosas. En este sentido, los resultados del estudio sugerirían la necesidad de redoblar esfuerzos desde edades tempranas para mejorar los aprendizajes, así como de adecuar la currícula a nivel de educación media, de modo tal que esta se perciba de mayor interés y utilidad para los adolescentes. Adicionalmente, el análisis de las entrevistas en profundidad sugiere que los adolescentes que se autodefinen con problemas de aprendizaje no visualizan alternativas dentro del sistema de educación formal. En estos casos, los espacios de apoyo pedagógico personalizados no son vistos como suficientemente efectivos, o no se asiste a ellos porque están estigmatizados.
En línea con lo anterior, y resaltando la estrecha relación entre el rezago escolar y la desvinculación con el sistema educativo, más de 75% de los encuestados repitió al menos una vez, y los tres primeros años de escuela y primero de ciclo básico son los años en que la repetición es más frecuente. Adicionalmente, los desempeños educativos en tercer grado de primaria eran significativamente inferiores para los adolescentes que no asistían al sistema educativo formal en 2012 respecto de los que continuaban asistiendo. La autovaloración que realizaron en el último año de primaria los adolescentes que en 2012 se encontraban desvinculados, respecto de su habilidad para resolver un problema matemático, comprender un texto y buscar información en internet, también fue notoriamente más baja que la de los adolescentes que en 2012 continuaban asistiendo. Asimismo, cuando fueron encuestados en 2009, mientras asistían a primaria, más de 25% de los adolescentes provenientes de la evaluación SERCE que posteriormente se desvincularon del sistema educativo respondió que estaba en desacuerdo o muy en desacuerdo con la idea de querer seguir estudiando una vez que terminara sexto de primaria. Esto destaca la importancia de trabajar sobre las habilidades no cognitivas, en particular, de fortalecer la autoestima de forma de permitir a los preadolescentes aspirar a logros educativos más elevados. A su vez, las expectativas de sus padres en 2009 acerca del máximo nivel de estudios que alcanzarían también eran considerablemente bajas.
Si bien más de 65% expresó su interés en volver a estudiar, al indagar en las razones de por qué no lo hacían se derivó que, en gran parte de los casos, no contaban con las condiciones para ello. Las entrevistas en profundidad plantean además que la falta de información acerca de los plazos y requisitos de ingreso y la falta de coordinación en el sistema educativo colabora para que los adolescentes no se vuelvan a matricular.
En su conjunto, los resultados del estudio sugieren que las políticas orientadas a disminuir el abandono en el sistema educativo formal deberían iniciarse desde la educación primaria e involucrar también a las familias de estos jóvenes, criterio que ha comenzado a tenerse en cuenta en algunas políticas implementadas en los últimos años.