“El objetivo de esta etapa debe ser arrancar las AFAP [Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional] y que volvamos al sistema de BPS [Banco de Previsión Social]”, dijo el domingo el dirigente del PIT-CNT Daniel Diverio, durante su discurso por el Día de los Trabajadores. De esta manera puso nuevamente sobre la mesa un debate que se inició antes de la aprobación del régimen previsional mixto y continúa hasta hoy. Pero la discusión tiene en la actualidad elementos adicionales, porque es posible hacer un balance, a 20 años de implementada la reforma del sistema de seguridad social.

El economista Hugo Bai, del Instituto Cuesta Duarte del PITCNT, publicó una columna en el sitio Razones y Personas y en la diaria en la que analizó la evolución de la rentabilidad de las AFAP. En ella, Bai advirtió que cuando las empresas difunden sus resultados de rentabilidad, no incorporan el indicador de la inflación y, por lo tanto, el cambio en el poder adquisitivo de los trabajadores. Además, recordó que las administradoras se quedan con 13,3% de lo aportado por el trabajador por comisión de administración, lo que representa 100 millones de dólares anuales por ese concepto. Bai concluye que, mientras que en los primeros diez años la rentabilidad acumulada por las AFAP en Unidades Reajustables (UR) fue de 225%, en los últimos diez años fue nula. Hace notar que en los primeros diez años, cuando el Fondo de Ahorro Previsional (FAP) -constituido por los aportes de los trabajadores y la rentabilidad obtenida por las AFAP- era relativamente pequeño, la rentabilidad fue alta, pero a partir de 2005, cuando se amplió, “la rentabilidad fue significativamente más baja”. “Con esta metodología, el rendimiento promedio del sistema expresado en UR se ubica por debajo de 3% anual, cifra sensiblemente inferior a la manejada habitualmente por las administradoras”, indicó Bai. Y agregó: “Si proyectamos estos niveles de rentabilidad a futuro, un trabajador que actualmente gana 20.000 pesos y cotiza a la AFAP por la mitad de su sueldo durante 30 años, a los 60 años no llegará a cobrar 3.000 pesos a precios de hoy”.

El caso de los cincuentones

El director nacional de Trabajo, Juan Castillo, es uno de los “cincuentones” que aportan a las AFAP y fueron perjudicados en el cálculo de la jubilación. En esta situación están cerca de 30.000 personas que fueron obligadas a afiliarse al régimen mixto y cobrarán una jubilación menor (en algunos casos, hasta 30% menor) que quienes, teniendo más de 60 años, se pueden jubilar por el régimen de transición que administra únicamente el BPS. Ayer el diario El País informó que el directorio del BPS aprobó por unanimidad un anteproyecto de ley para modificar el artículo 27 de la Ley 16.713. Dicho artículo, que es el origen del problema, establece un tope a la hora de determinar el monto de las jubilaciones hasta el primer nivel del sistema mixto (de 5.000 pesos cuando se votó la ley), con lo que se ven perjudicados los trabajadores que aportaban por encima de esa franja. La modificación, propuesta por el representante de los trabajadores en el BPS, Ramón Ruiz, establece que “serán computables por su totalidad aquellas asignaciones mensuales que hubieran sido percibidas con anterioridad a la vigencia” del régimen, informó El País. Este cambio beneficiará sólo a algunos “cincuentones”: aquellos que tuvieron sus mejores años de aportes antes de 1996, y que aun así no alcanzarán a equiparar la jubilación que tendrían por el BPS, dijo al matutino Ruiz.

Los diputados del Frente Amplio (FA) Óscar Andrade (Partido Comunista) y Daniel Placeres (Movimiento de Participación Popular) son partidarios de derogar las AFAP. “Tenemos que sacar el régimen de capitalización privada. Hay que eliminar el lucro de la seguridad social, porque de lo contrario termina transformándose en una timba financiera, en la que te puede ir bien o mal y cuyos vaivenes son acalambrantes: termina generando un margen de incertidumbre muy grande”, opinó Andrade. Consideró que el sistema es “medio perverso: el Estado les presta plata a las AFAP, las AFAP compran bonos de deuda del Estado y le cobran intereses por una plata que era del Estado hasta el día anterior a que se la cediera”. El legislador también cuestionó el hecho de que las inversiones de las AFAP estén dirigidas mayormente a la “especulación financiera” y no a promover proyectos productivos.

El diputado afirmó que la situación “dramática” en materia de seguridad social que se vivía antes de la aprobación del régimen mixto no se debía al sistema, sino a la “lógica clientelar que existió por décadas, con jubilaciones que salían a dedo”. Señaló que incluso podría pensarse en un camino intermedio y mantener la lógica de ahorro individual con capitalización, pero que el encargado de la gestión sea el Estado, no un privado. Andrade sostuvo que el programa del FA “establece ir hacia un sistema de seguridad social solidario, sin fines de lucro”, y que este tema debe plantearse, “sobre todo en momentos de dificultades”.

En el mismo sentido, Placeres planteó que hay que derogar las AFAP porque “el sistema no ha cumplido con las expectativas”. “Hay muchas quejas, gente que ha calculado qué pasaría si el BPS le liquidara la jubilación, y ha llegado a la conclusión de que hay diferencias entre lo que liquidan las AFAP y lo que hubiese liquidado el BPS, que hubiera sido un porcentaje mayor”. Recordó que junto con el actual ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, hicieron “campaña contra las AFAP”. El diputado agregó que si no puede modificarse radicalmente el sistema, al menos debería pensarse en un plan estratégico “de fondos de inversión”, teniendo en cuenta la “catástrofe” climática que está enfrentando el país, y las dificultades económicas.

El director nacional de Trabajo, Juan Castillo, considera que el sistema debería derogarse, pero entiende que el debate debe ser “orgánico para que pueda dar frutos”. Valoró que un buen ámbito para discutir este punto puede ser el Diálogo Social convocado por el gobierno.

Otro balance

Dolores Benavente, presidenta de la Asociación Nacional de AFAP, sostuvo que “más que emitir una opinión, hay que mostrar números”. Señaló que de acuerdo con las cifras que el Banco Central publica todos los meses, la rentabilidad de las AFAP en 20 años ha sido de 8% anual por encima del Índice de Precios al Consumo, y en los últimos diez años fue de 4% por encima de la inflación. Además, consideró que para evaluar si el sistema ha sido exitoso no debe perderse de vista el punto de partida. “Teníamos un BPS con un déficit de 4,5% del Producto Interno Bruto”, señaló, y agregó que esto sucede porque “se tornan insostenibles los regímenes de reparto” cuando “la gente vive más y tiene menos hijos”.

Benavente indicó que el sistema se planteó tener, al cabo de 30 años, “una rentabilidad parecida a lo que la gente aportó” y que eso “ya se logró ahora, a los 20 años”. Afirmó que en general se proyecta que la gente se jubilará, al cabo de 30 años de aportes, por 65% o 70% de su salario nominal. “Eso es irrefutable, son datos oficiales. El sistema es totalmente transparente”, insistió.

Respecto de las inversiones, Benavente afirmó que 56% se invierte en valores estatales -“es mejor: ya que el Estado tiene que endeudarse, que sus intereses los cobren los trabajadores”, acotó- y 44% se invierte en el sector productivo y en certificados de depósito. “Hay 1.200 millones de dólares invertidos actualmente en el sector productivo. Y ese monto se podría duplicar sin problemas cuando aparezcan los proyectos de PPP [participación público-privada] en carreteras, escuelas, liceos. El dinero lo tenemos, tienen que venir proyectos que sean rentables y seguros, porque administramos dineros que no son nuestros”, afirmó.