“Reducir el impacto de las emisiones líquidas de los vertimientos de origen industrial” es el objetivo de la primera medida del plan de acción lanzado en 2013 para proteger la cuenca del río Santa Lucía. El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) identificó en aquel entonces las 24 industrias con mayor impacto ambiental sobre la cuenca (en función de los niveles de producción, la ubicación, el caudal de efluentes y las cargas vertidas de materia orgánica y nutrientes). El plan era que en enero de 2015 esas industrias (que ahora son 23, porque cerró una de ellas) tuvieran implementados sistemas de tratamiento de remoción de nutrientes que permitieran disminuir las cargas de fósforo, nitrógeno y del índice Demanda Bioquímica de Oxígeno, que da cuenta de la materia orgánica degradable. El plazo fue mayor al esperado, pero la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) atribuye buena parte del retraso a que no existía capacidad en el país para diseñar y controlar los sistemas de tratamiento adecuados. Para eso contrató a Álvaro Carozzi, un consultor internacional (uruguayo, pero radicado hace muchos años en Alemania) experto en el diseño y construcción de sistemas de remoción de nutrientes de efluentes industriales.

Ayer, una delegación de la Dinama recorrió tres de las 23 industrias que están poniendo en operación sus nuevos sistemas de tratamiento de efluentes: Inaler SA, frigorífico ubicado en San José que pertenece al grupo Marfrig; Maltería Oriental, dedicada a la producción de cebada y malta, ubicada en el norte de Montevideo, y el Frigorífico Canelones SA, ubicado en la capital canaria y propiedad del grupo brasileño JBS SA. Inaler SA vierte sus efluentes en el río San José, Maltería Oriental en el arroyo Las Piedras y el Frigorífico Canelones en el arroyo Canelón Chico.

Según informó el sitio web del MVOTMA, las 23 industrias generan 90% de las cargas vertidas por el total de las industrias de la cuenca del Santa Lucía; entre ellas hay frigoríficos, avícolas, laneras, una textil, industrias de elaboración de alimentos de uso animal, industrias lácteas y curtiembres. La mayoría de ellas reconvirtió sus procesos de producción, “otras vieron sus actividades limitadas y a una se la intimó a cesar su actividad”, informó la Dinama, que no quiso revelar cuál era esa industria, por estar “en pleno proceso administrativo”.

En relación con las obras, Carozzi declaró al portal del MVOTMA que “en pocos años Uruguay hizo un cambio que en Europa llevó más de 30 años”, expresó que se trata de “un salto enorme cuantitativo y cualitativo” y destacó que “en los proyectos que hemos visto se ha logrado un nivel de primera categoría en cuanto a las aplicaciones de los sistemas técnicos”.

Hasta ahora el sistema de tratamiento de efluentes se hacía mediante lagunas que sólo removían materia orgánica, pero no nutrientes, que es lo que se logra con los nuevos sistemas instalados. Estos permitirán reducir entre 45% y 80% de los nutrientes de procesos industriales que llegan a la cuenca.

Alejandro Nario, director de la Dinama, destacó el compromiso de las empresas y la inversión de más de 30 millones de dólares que hicieron las industrias. “En Uruguay había un esquema de tratamiento de otra época. El mundo cambió y tuvimos que adaptarnos. Tener empresas que nos permitan mostrar que este tipo de cambios se pueden hacer es fundamental para transitar el cambio general que el país y el sector industrial requieren”, declaró Nario.

Los industriales de las plantas visitadas también mostraron su conformidad. “La obra es un reflejo de cómo tienen que ser las cosas”, opinó Marcelo Secco, CEO para el Cono Sur de Marfrig, al ser consultado por comunicadores del MVOTMA. Valoró el sustento técnico del proceso, “el trabajo multidisciplinario del equipo de Inaler, con el de Dinama, y el soporte del ingeniero Carozzi”, y comentó que la inversión, que rondó los tres millones de dólares; “es nada más que la consecuencia de ser parte de un proceso productivo en el cual hay que atenerse a los normas que el país va exigiendo”. La inversión de Maltería Oriental también ronda los tres millones de dólares, y la del Frigorífico Canelones supera los cuatro. Nario catalogó este último caso como “paradigmático”, por su proximidad a la ciudad de Canelones y por su influencia sobre el arroyo Canelón Chico. Recordó que el informe de monitoreo de diez años (2005-2014) de la calidad del agua de la cuenca del Santa Lucía identificó a ese arroyo como uno de los que presentaron peores resultados, debido a “la fuerte presión industrial y urbana”. Este arroyo se encuentra aguas arriba y a pocos kilómetros de la planta potabilizadora de Aguas Corrientes. Este sistema promete, además, reducir los fuertes olores que produce la planta.

Nario destacó que los directivos del frigorífico expresaron que JBS tienen más de 30 plantas en el mundo, y que con este nuevo sistema la de Canelones será “una planta de referencia”. Agregó que ese es el segundo objetivo: “Generar referencia a nivel nacional, por eso hoy hay un staff técnico importante de Dinama para ver cómo operan” estos sistemas.