Como era de esperarse, el tiroteo del domingo en una discoteca gay en la ciudad estadounidense de Orlando, que dejó como saldo 49 personas muertas, se coló en la campaña electoral de ese país. El asesino, un estadounidense de origen afgano que fue abatido por la Policía, utilizó una ametralladora de alto calibre, un hecho que fue usado como argumento por la precandidata demócrata Hillary Clinton para abogar por un mayor control en la venta de armas. “Con mayores controles quizá este asesino hubiera entrado con un rifle de caza común y corriente y matado solamente a diez o 15 personas”, aseguró en un discurso pronunciado ayer. De todas maneras, aclaró que su postura estaba “muy distante” de una medida socialista, como podría ser prohibir la venta de armas. “Queremos una América más justa, pero sin transformarnos en la Unión Soviética”, afirmó. Quien también se pronunció sobre la masacre, pero en una dirección diferente, fue el favorito en las encuestas para quedarse con la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano, Donald Trump. “Es difícil de creer que haya gente con tanto odio acumulado y tan poco amor por la raza humana”, aseguró, en referencia al policía que abatió a Omar Mateen, el hombre que disparó contra los asistentes a la discoteca. “El presidente Barack Obama debe tomar duras represalias. La muerte de este homófobo inocente debe ser vengada”. Las palabras de Trump causaron cierto desconcierto en una primera instancia, ya que Mateen era un musulmán que juró fidelidad a Estado Islámico antes de entrar a la discoteca. Pero si bien el precandidato republicano es un enemigo declarado de la inmigración musulmana, a la que responsabiliza de los ataques terroristas de los integristas islámicos, en esta ocasión aseguró que se debería realizar “una tregua entre los americanos y los musulmanes de bien” para combatir “el odio y la intolerancia hacia los asesinos de homosexuales”.