Estamos a la puerta de los seis meses de su desaparición física; Wladimir Turiansky murió el 3 de diciembre pasado. Estudió en la antigua Escuela Industrial -hoy UTU- y se graduó como técnico electricista. Como tal, ingresó a la UTE en 1951 y, ya que estaba, continuó sus estudios en la Universidad de la República, donde obtuvo el título de ingeniero industrial.

Desde su ingreso al ente eléctrico se afilió a la Agrupación UTE (AUTE). El sindicato se había fundado en abril de 1949, en una asamblea en la que participaron 2.000 trabajadores. La organización se proclamó “netamente apolítica”, poniendo de manifiesto, con esa consigna, que los trabajadores estaban cansados de ser manipulados desde una cosa que se hacía llamar sindicato y que no era más que un club político.

Rápidamente -con su seriedad y dedicación para afrontar el trabajo, el estudio y la militancia gremial-, se transformó en un referente del joven sindicato. La suya fue una trayectoria compleja. En esos años, el gobierno cuestionaba que los empleados del Estado tuviesen derecho de huelga; fue un aspecto muy discutido, que durante mucho tiempo afectó a los trabajadores públicos. Resultaba especialmente delicado en la empresa que tenía el monopolio de la producción y distribución de la electricidad y las comunicaciones telefónicas (en aquellos años, UTE era la sigla de Usinas y Teléfonos del Estado). Por eso, en 1959 un paro de 24 horas de AUTE inauguró la aplicación de las Medidas Prontas de Seguridad como un instrumento válido para perseguir la actividad sindical.

Turiansky fue uno de los más entusiastas impulsores de la unidad del movimiento sindical en una sola central. En abril de 1959 sufrimos unas inundaciones similares a las de abril de este año; su consecuencia más notoria fue el desborde de la represa hidroeléctrica de Rincón del Bonete -la única en aquellos años-, que quedó fuera de funcionamiento. El suministro de energía eléctrica quedó limitado a la capacidad de producción de la central térmica Batlle, debido a que cuando comenzó a operar la hidroeléctrica de Rincón del Bonete quedó abandonada la otra central térmica, la Calcagno.

La vida del país sufrió muchas distorsiones, ya que las restricciones en el uso de la electricidad llevaron a las autoridades a que la actividad del país se desarrollara casi exclusivamente de día, con las limitaciones que ello suponía.

En esas circunstancias, Turiansky, en su calidad de ingeniero, encabezó los trabajos para volver a poner en marcha la central Calcagno. Fue un período de varios meses; por resolución sindical se autorizó e impulsó la renuncia a los días libres de los trabajadores que estaban afectados a solucionar o mitigar la falta de energía eléctrica.

Su preocupación por la producción de energía eléctrica en cantidad suficiente y a un costo adecuado se expresó en múltiples trabajos técnico-políticos, en los que combinó sus conocimientos científicos con sus inquietudes sociales. Vale la pena destacar, en este aspecto, su afirmación tajante de “las dos”, cuando se discutió hasta el cansancio cuál central hidroeléctrica valía la pena construir: Baygorria o Salto Grande.

En el plano político, desde su afiliación al Partido Comunista, fue electo diputado por el Frente Amplio en 1971. Desempeñó su cargo hasta el 27 de junio de 1973 -fecha del golpe de Estado encabezado por Juan María Bordaberry- y desde ese momento se incorporó a la organización y dirección de la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo con la que se enfrentó al golpe, y continuó luego en la labor clandestina de la actividad sindical, una vez que la dictadura ilegalizó la CNT y prohibió la actividad sindical.

Fue detenido, torturado y recluido por varios años. Cuando salió libre se exilió, y regresó al país con el advenimiento de la democracia. Desde su retorno escribió mucho -libros y notas en periódicos-, insistiendo en la necesidad de combatir la desmemoria y en lo que él denominaba “el bloque social de los cambios”, un camino de unidad en el que confluyen las fuerzas sociales y políticas, para avanzar en el desarrollo y bie- nestar de toda la población.

Presidió el núcleo de fundadores y ex dirigentes de la CNT y el PIT-CNT, y aportó al fortalecimiento del camino de la unidad y crecimiento de la central única de trabajadores uruguayos hasta el día anterior a su deceso.

Hoy a las 18.00 la central sindical inaugurará una foto de Turiansky en la sala de la sede en la que cada semana se reúne el colectivo de los fundadores y ex dirigentes de la CNT y el PIT-CNT. Están todos invitados.

El autor

es integrante de la comisión de fundadores y militantes de la CNT y el PIT-CNT.