La Comisión del Senado que estudiará con fines legislativos la información divulgada a raíz de los denominados Panama Papers se reunió el miércoles. Definió que su presidente será el frenteamplista Rubén Martínez Huelmo y su vicepresidente el nacionalista Jorge Saravia, y que citarán a autoridades de la Dirección General Impositiva, el Banco Central del Uruguay, el Ministerio de Economía y Finanzas, la Secretaría Antilavado y eventualmente a estudios jurídicos y cátedras universitarias.

Durante la reunión, según consta en la versión taquigráfica, se hizo referencia a la nota presentada por el senador del Partido Colorado (PC) Pedro Bordaberry en la que niega su participación en una sociedad offshore panameña, información que anunció el diario argentino Clarín, y ofrece excusarse de integrar la comisión por estar involucrado, extremo que el resto de los legisladores consideró innecesario. Por esto, el senador frenteamplista Enrique Pintado remarcó que la difusión pública de los Panama Papers “de por sí, no quiere decir nada, porque no implica que haya delitos”. “No estoy de acuerdo con que se nombre gente al barrer, porque, si bien nadie acusa, se genera la sensación de que andan en algo malo”, consideró. “Como país no queremos que nadie eluda impuestos o busque las maneras más inteligentes y legales para tratar de pagar menos. Capaz que eso hay que solucionarlo, pero mi temor es que se penalice la actividad financiera en sí misma, porque sería un riesgo”, agregó. Expresó su temor ante la posibilidad de que, recibiendo la nota de Bordaberry, se genere un “antecedente complejo, porque este no es el cometido de la comisión ni está en sus fundamentos acusar a nadie, pertenezca o no al Parlamento”.

Por otra parte, el senador del PC José Amorín Batlle sostuvo que las sociedades de uruguayos en Panamá “proliferaron” a raíz de la firma del tratado de intercambio de información tributaria con Argentina. “Me da la impresión de que algunos hermanos argentinos que tenían inmuebles los pusieron a nombre de sociedades panameñas. Me parece que ese fue el gran impulso. Los estudios uruguayos que hacen sociedades anónimas uruguayas también vendían sociedades anónimas panameñas. ¿Para hacer el mal? No, para que la gente les dé el uso que le parezca. En sí no es un mal, es un instrumento para usar”, estimó.