¿Qué cosa nueva se puede decir sobre las condiciones de reclusión de los módulos 8, 10 y 11 del Compen, ex Comcar? El Comisionado Parlamentario para el Sistema Carcelario, la Institución Nacional de Derechos Humanos e innumerables organizaciones sociales han denunciado las condiciones infrahumanas en las que están presos cerca de 1.800 hombres, la falta de actividades socioeducativas, el encierro casi total, el poco acceso a la salud, y un largo etcétera de violaciones a los derechos humanos. Pasó lo que ya se sabía que iba a pasar y que ya había pasado otras tres veces en lo que va del año en el mismo lugar: pasó la muerte violenta por el 8 y dejó al descubierto, otra vez, un sistema penitenciario defectuoso, ineficiente, mortífero. El jueves mataron a un hombre de 25 años, y a otro, de 21 años, el domingo; ambos en la noche.

El Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) no emitió sonido; ante la consulta de la diaria, la encargada de Relaciones Públicas, María Eugenia Gama, excusó al director del INR, Crisoldo Caraballo, y al director del Compen, Gustavo de los Santos, alegando que no tenía órdenes de difundir ningún comunicado al respecto, y aseguró que Caraballo no da entrevistas “porque no le gusta hablar”. La jueza María Noel Odriozola, del juzgado en lo Penal del 20º Turno de Montevideo, será la encargada de dilucidar los hechos.

Según fuentes consultadas, la primera muerte fue producto de una pelea con cortes de arma blanca. No está claro si el muchacho fue asesinado por uno o varios reclusos; sí se sabe que los mismos internos llevaron el cadáver hasta la entrada del módulo para que recibiera asistencia médica. Sobre la muerte ocurrida el domingo, el ministro del Interior dijo a El Observador que “se produjo al caerse de un cerco cuando intentaba escapar” y que no tenía “claro” el motivo de la caída. Sin embargo, diversas fuentes consultadas por la diaria aseguraron que el muchacho no se estaba dando a la fuga, y señalaron que es común que los internos rompan los barrotes de las ventanas de sus celdas, salgan por ahí, escalen la pared y circulen por el perímetro, y que los guardias les tiren con pedrigones de goma cuando “se acercan” a los alambrados. Además, se verificó que el cuerpo del muchacho tenía heridas de bala y que cayó cuando estaba escalando cerca del tercer piso. Unos dicen que cayó porque se trastabilló, otros que la Policía le disparó.