La Comisión Especial de Adicciones de la Cámara de Representantes tuvo ayer una jornada agotadora, en la que recibió a cuatro asociaciones de farmacéuticos: la Asociación de Farmacias del Interior, el Centro de Farmacias del Uruguay, la Asociación de Químicos y Farmacéuticos del Uruguay y la Cámara Uruguaya de Farmacias y Afines. La comisión está estudiando un proyecto acordado en la comisión multipartidaria sobre alcohol para prohibir su dispensación entre las 20.00 y las 8.00 del día siguiente, y una iniciativa similar, presentada por el diputado nacionalista Álvaro Dastugue, que establece las mismas limitaciones para la futura venta de cannabis en farmacias. Tras el encuentro, el propio Dastugue, que ha sido un duro opositor a la ley que reguló el mercado de esta sustancia, afirmó que “la Cámara de Farmacias del Uruguay denunció amenazas por parte de bocas que están alrededor de las farmacias, y que ya fueron a estas farmacias y les dijeron ‘ahora son nuestros competidores’”. En tanto, la Asociación de Químicos y Farmacéuticos del Uruguay insistió con que el cannabis no debe ser vendido en este tipo de negocios. Por su parte, el diputado del Partido Independiente Daniel Radío describió que las “advertencias” que recibieron las farmacias, según lo dicho por las gremiales, fueron de tres tipos: “De las bocas de pasta base de la zona, de los clientes de las farmacias preocupados por la imagen de estos negocios, y de parte de algunos funcionarios, que les han planteado a sus empleadores dudas por la venta de estas sustancias”. Según Radío, el objetivo de la venta de marihuana en farmacias no debe ser quitarle un porcentaje de las ventas al narcotráfico, sino garantizar “el derecho a consumir sin tener que delinquir”.