Estaba previsto que el presidente Tabaré Vázquez participara en el acto de ayer en el Paraninfo de la Universidad de la República, pero no pudo ir. Según dijo en la carta de saludo que envió, dirigida a Fernando Pereira, presidente del PIT-CNT, tuvo que faltar por compromisos previamente agendados. Vázquez retrató a D'Elía (fallecido en 2007) como parte de “esa rara pero hermosa categoría de seres humanos que viven como son. De ahí su legado, que más que invocarlo hay que practicarlo. Pertinaz, firme, leal y modestamente, como era él”, y se despidió “con el afecto y la confianza de siempre”.

Tampoco pudo asistir el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, ya que estaba en la ciudad de Colonia, donde participó en el Congreso de Intendentes, pero lo hizo por vía epistolar. Su carta decía: “D'Elía ocupa en la memoria de nuestra sociedad un lugar singular, junto a todos aquellos hombres y mujeres que hicieron de sus vidas un instrumento para la construcción de sociedades más libres, más humanas, más justas y más solidarias”. Hubo también otros ausentes que marcaron presencia con sus palabras escritas, pero que no se leyeron ante micrófonos: el senador del Partido Nacional Jorge Larrañaga; el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez; la Organización Nacional de Asociación de Jubilados y Pensionistas del Uruguay; la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU); la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay; el Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio (FA) y la Fundación Zelmar Michelini.

La sala estaba, más que llena, desbordada. Sobre las butacas de la platea más cercana al atrio figuraba la cúpula de la central de trabajadores y políticos como el diputado colorado Fernando Amado; el director nacional de Trabajo, Juan Castillo; la ministra de Turismo, Liliam Kechichián; los diputados blancos Jorge Gandini y Pablo Abdala; Juan Raúl Ferreira, integrante de la Institución Nacional de Derechos Humanos e hijo del líder blanco Wilson Ferreira Aldunate; Mónica Xavier y Ernesto Agazzi, senadores del FA. En otro sector estaban referentes históricos del movimiento sindical uruguayo, entre ellos Eduardo Platero, Eduardo Lalo Fernández y Luis Moco Romero.

La maestra de ceremonias, Iliana da Silva, fue más que una presentadora, ya que conoció a D'Elía cuando era una adolescente. “Me une una historia personal, de búsqueda, con José Pepe D'Elía. Junto con mi familia, con él y con su familia, que está hoy aquí, compartimos la búsqueda de seres queridos: de Julio D'Elía, su sobrino, y de mi tía Yolanda Casco, desaparecidos en 1977, en Argentina, víctimas del Plan Cóndor”, contó. Casco y Julio César D'Elía integraban los Grupos de Acción Unificadora, eran pareja, y ella estaba embarazada cuando la detuvieron; su hijo, Carlos D'Elía, nació en cautiverio, en el centro clandestino de detención llamado Pozo de Bánfield, y en 1998 recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo. Hasta hoy, sus padres permanecen desaparecidos. “Uno de los aprendizajes que dejó fue que siempre hay que mantener viva la memoria. Pepe participó en esa búsqueda en los primeros tiempos, y hoy las nuevas generaciones seguimos esa búsqueda, porque hay que seguir buscándolos”, concluyó Da Silva.

“Honestidad, elocuencia, sinceridad, compromiso con las causas populares, firmeza” son las cinco características que Roberto Markarián, rector de la Universidad de la República, eligió para resumir la personalidad de D'Elía. Markarián citó palabras de otro de los presentes, el ex rector Rafael Guarga, dirigidas al sindicalista cuando se le entregó el Doctorado Honoris Causa en 2005, que valoraban, entre otras virtudes, la lucha por rearmar la organización sindical ante la retirada de la dictadura, con la fundación del Plenario Intersindical de Trabajadores. Hizo un repaso de la carrera ideológica del homenajeado, desde sus inicios en la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y la Industria, su pasaje por la Asociación de Empleados y Obreros de Laboratorio, su rechazo al terror franquista en España, la creación de la Unión General de Trabajadores y, luego, de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), que ayudó a fundar y presidió, sus dos meses preso durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco, su papel central en la huelga general de 15 días con la que los trabajadores respondieron al golpe de Estado del 27 de junio de 1973, y su apoyo a la Udelar ante la mano intervencionista del gobierno militar. Recordó también la época de trabajo en la clandestinidad, su candidatura a vicepresidente por el FA acompañando a Juan José Crottogini y su papel en la Comisión para la Paz.

El segundo orador fue el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, quien destacó la capacidad de D'Elía para “amalgamar la lucha contra el autoritarismo”, una humildad que lo hacía rechazar homenajes y ofertas de biografía con la excusa de que “no hay historias personales; hay historias de pueblos”, y el trabajo durante la dictadura, con un movimiento sindical desintegrado por las proscripciones. “Es cierto que las historias son de los pueblos, pero también las personas como el Pepe inciden para contribuir en el desarrollo de esa historia”, señaló.

Luego fue el turno de Pereira, presidente del PIT-CNT, quien citó una frase las nietas de D'Elía, María Elisa y Silvia: “Nos cuesta unir a ese hombre valiente, fuerte y firme, que resistía, con el abuelo tierno que nos llevaba a la playa”. “Créannos que a nosotros también nos costaba”, agregó Pereira. “No habría un acto de homenaje al Pepe si acá no hubiera estudiantes de la FEUU, si no hubiera blancos, colorados, frenteamplistas e independientes. [...] Nadie entendería a D'Elía sin Zitarrosa, sin Serrat, sin Los Olimareños, sin Viglietti”, agregó. “Era un tipo que respetaba todas las ideas pero que creía en el socialismo y en la lucha de clases”, dijo, y recordó a otras piezas ausentes de la izquierda, como Jorgelina Martínez, Wladimir Turiansky y Hugo Cores. Casi al final de su discurso, trazó una continuidad entre el ayer y el hoy del movimiento sindical: “Cuando Pepe D'Elía era presidente había una convicción de que en su dirección de la CNT había responsabilidad, y yo creo que el Pepe pensaría que hoy en el PIT-CNT hay responsabilidad”.