Arreglaron el timbre. Esa fue la única mejora concreta del local de la UTU de Colonia desde la ocupación por parte de sus trabajadores hace casi un mes (ver “Atadita con alambre”). Durante la jornada de ayer el local fue ocupado por algunos de sus estudiantes. En aquella oportunidad los docentes denunciaban que los estudiantes tenían que cruzar la ruta para ir al baño del shopping, porque los baños de la UTU no tenían agua ni condiciones mínimas de higiene. En esta oportunidad los estudiantes cruzaron en grupitos varias veces. Álvaro, uno de los ocupantes, tiene 19 años y es uno de los tres estudiantes de su grupo que tiene una infección urinaria por aguantarse las idas al baño, ya que en horario de clase no se les permite salir del edificio. “Todavía estoy tomando antibióticos”, dice.

La UTU fue ocupada en la mañana por unos 50 estudiantes, contó una de los referentes del gremio estudiantil, Iriel López, de 16 años. Cuenta que la directora, Amalia López, trató de entorpecer todo lo posible la movilización estudiantil. “Nosotros pedimos autorización para usar el salón de reuniones y ella no lo autorizó, entonces usamos las horas de clase, las horas libres, fuimos pasando por los tres turnos, fuimos informando y viendo si estaban de acuerdo, hicimos grupos de Facebook y Whatsapp, y estuvimos de acuerdo en que era necesaria la ocupación, ya que no se nos escucha. Ni a nosotros ni a los padres, que estaban presentes cuando, en la ocupación de los profesores, vino el técnico prevencionista que declaró en riesgo a la escuela”. Cuenta que “no hay salida de emergencia, la puerta es pesada y abre para adentro, el técnico dijo que en cualquier momento se puede generar un incendio porque tenemos todos los paneles mal, salen los cables para afuera, en la mitad de la escuela no hay luz, los enchufes no andan, no tenemos baños, no tenemos agua, no tenemos puertas, no tenemos bancos, los pisos están rotos, no hay limpieza”. La posibilidad de incendio no surge de una imaginación paranoica. El año pasado Iriel estaba en un escrito de matemática cuando “en un salón en el que se llueve una pared y hay unos enchufes con los cables para afuera, empezaron a echar chispas”. “No podemos estar estudiando así y los profesores no pueden estar trabajando así”.

Otra estudiante contó que mientras esperaban sentados en el piso los resultados de un examen de geografía, un bomberito se desprendió de la pared y le cayó en el hombro. “Hasta que no pase algo no van a hacer nada”, protestó Álvaro. Agustín, de 15 años, comentó que tienen que trancar la puerta con un banco para que no entre el frío. “Nosotros ni puerta tenemos”, replicó riendo Sofía, de 17, que mostró con su celular una foto de la cortina que tenían en su salón hasta ayer de mañana, y nos llevó hasta su salón, de donde fue retirada por la directora antes de la ocupación.

Los estudiantes dicen que no se los escucha. “Nos molesta que no se nos dé participación”, se quejaron. En la explanada de la UTU hay un pizarrón con las demandas estudiantiles. Entre ellas, “falta de control en la cantina”. “¿A qué se refieren con eso?”, les preguntó uno de los docentes que acompañaba la medida. “A las cucarachas en la pizza”, respondió un estudiante. Eso sí, el timbre suena precioso.

En obra

Luego de la ocupación del 5 de mayo, la Asociación de Funcionarios de UTU (AFUTU) otorgó un plazo de un mes al Consejo de Educación Técnico Profesional (CEPT) para que sean atendidas sus exigencias mínimas respecto de la escuela de Colonia del Sacramento (fundamentalmente dos: la contratación de una empresa de limpieza y el comienzo de las obras en los baños) antes de denunciar en la Justicia a la institución por violaciones a la Ley de Responsabilidad Penal del Empleador. Dicho plazo se vence el domingo, y no se ha avanzado más que en el arreglo del timbre.

También solicitan que se reanuden las inspecciones y que se instale la Comisión de Salud Laboral, según informó el dirigente de AFUTU-Colonia Martín Rethemías.

Por otra parte, un comunicado de la Dirección Sectorial de Infraestructura de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) firmado por el arquitecto Juan Carlos Savio, del 6 de mayo, el día posterior a la ocupación, da cuenta de que “la última obra de mantenimiento fue la impermeabilización con membrana asfáltica hace 15 años”, establece el costo de la puesta a punto del local en 2.700.000 pesos y sugiere “en forma inmediata, realizar los trabajos básicos necesarios para dejar en condiciones adecuadas y dignas los baños de planta baja, considerando que el costo de dichas reparaciones estaría dentro del modo de una compra directa”, que representa 900.000 pesos.

El inspector regional del CETP, Mario Capello, dijo que “la administración pública tiene su tiempo para resolver algunas situaciones”. Informó que se adjudicó la obra a una empresa de Colonia, que empezará la semana que viene a remodelar los baños, y que hay cuatro pasantes que fueron autorizados a comenzar a trabajar hoy o el lunes.

“Ya sabemos que el presupuesto es acotado. Yo no quiero minimizar ni nada que se le parezca. Lo que podemos hacer es transmitir a las autoridades lo que nos transmiten las direcciones escolares y lo que vemos cuando recorremos las instituciones”, finalizó Capello.