Representantes de algunos gobiernos latinoamericanos, del sector privado, de organismos multilaterales como la Corporación Andina de Fomento, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), además de académicos, debatieron ayer, invitados por el Fondo Monetario Internacional, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central del Uruguay, sobre las reformas estructurales que deberían llevar a cabo los gobiernos de la región para impulsar el crecimiento económico.

“Estamos hablando de cambios profundos, de esos que alteran las raíces, y justamente de transformaciones largas, con vigencia a mediano o largo plazo”, dijo el titular del MEF, Danilo Astori, al comienzo de la conferencia, y manifestó que estaba pensando en un crecimiento “inclusivo” pero “por sobre todo, con inserción internacional”.

Para el secretario de Estado, los cambios deben tener una perspectiva “estructural pero de complejidad económica”, que entiende como diversificación, pero en un sentido muy preciso: “América Latina -y Uruguay en particular- necesita multiplicar sus opciones, pero esto no siempre se hace mediante el incremento del número de actividades, sino trabajando en las que ya existen. También se diversifica cuando se va modificando la estructura de valor de una actividad que ya se viene realizando”, señaló, y mencionó como ejemplo de esa modificación la trazabilidad de la cadena bovina. “Venimos de una subestimación de la producción primaria, y eso no debe ser así, justamente por la complejidad económica”, sostuvo.

Al respecto, dijo que dos “exigencias fundamentales” para llevar estos procesos a cabo deben ser la “apuesta a la capacidad humana -ahora se compite con conocimiento, innovación, eficiencia y productividad-” y a una mejora de la capacidad física y de la infraestructura. Respecto de esta última, manifestó que “la clave no siempre está en el proceso técnico, sino en un consenso político del asunto”. “La infraestructura también es colectiva. Es una manera de funcionar y construir la integración”, aseguró.

Por su parte, el presidente del BID, Enrique Iglesias, consideró que ante la “crisis” del multilateralismo en la actualidad, “la fragmentación es un riesgo” tanto en el Pacífico como en el Atlántico. “El comercio está cambiando de manera importante. Hoy, 60% de las transacciones a nivel mundial son de bienes intermedios. Los commodities son cada vez menos relevantes en el comercio internacional”, dijo. Sugirió que lo que salvaría a la región sería “un esfuerzo de integración”, aunque expresó sus “dudas respecto de si está pronta para hacerlo”.