La empresa finlandesa UPM estudiaba desde hacía años la posibilidad de instalar una segunda planta de celulosa en Uruguay. El presidente Tabaré Vázquez confirmó el viernes en conferencia de prensa que habrá pastera y que producirá el doble que la de Fray Bentos.

En 2014, una delegación del gobierno de José Mujica, junto a representantes sindicales, viajó a Finlandia y se reunió con la directiva de UPM para explorar esta posibilidad. Finlandia realizó un estudio en su comisión de futuro del Parlamento sobre el crecimiento de los eucaliptos en el sur de América, y llegó a la conclusión de que crecen mucho más rápido que en su país. Por eso Botnia instaló su planta en Fray Bentos, y por el mismo motivo, y ya con extensas plantaciones en su haber -que por el momento no tienen previsto ampliar, informó Vázquez- exploraban la posibilidad de construir una segunda planta. UPM también cuenta, según informó el presidente, con un estudio de mercado a futuro que establece que en las próximas décadas se incrementaría “significativamente” la compra de pasta de celulosa en el mundo.

El presidente informó que la planta se ubicará en la zona noreste del país, en la cuenca del río Negro. La empresa solicitó tanto al gobierno como al movimiento sindical reserva sobre la locación. José Mujica llegó a afirmar cuando era presidente, durante una visita a Cerro Largo, que la pastera se instalaría allí. Precisamente, una de las posibles locaciones que evalúa UPM es Paso Pereira, sobre el río Negro, en Cerro Largo pero muy cerca del límite con Tacuarembó y con Durazno. Esa zona está rodeada de plantaciones de UPM.

El intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, dijo a la diaria que la empresa le informó que aún no determinó la localización, y que recién comenzará los estudios para definirla. Un mes atrás, Botana se había reunido con una delegación de la Junta Departamental, que le expresó el apoyo unánime del sistema político de Cerro Largo a la instalación de UPM, dijo el intendente. Informó que la comuna ya está realizando estudios sobre el volumen de agua y de madera y sobre la infraestructura de transporte y costos de la inversión, que aportará oportunamente para que sirvan de insumos a la decisión de la empresa.

“Hay que resolver algunas cuestiones. Esto [la localización] lo determina el volumen de agua, el volumen de árboles para industrializar en la vuelta y la infraestructura vial”, señaló Botana. En comparación con Pueblo Centenario, en Durazno, otra de las locaciones que se manejan, instalar la planta en Paso Pereira implicaría una conexión más barata con redes de alta tensión y tendría la ventaja “política” de que en esa localidad “vive menos gente, es una zona más aislada, que va a producir menos problemas políticos”, destacó el intendente. En ese lugar el río Negro tiene menor volumen, pero ese tema es “superable, porque se puede hacer un embalse”, señaló Botana.

El intendente valoró que el impacto de la planta en esa localidad “sería muy interesante”. “Es una zona de muy baja población, donde hay muy poca infraestructura; es un gran desierto que tiene Uruguay. Desde el punto de vista social y del desarrollo de la igualdad de oportunidades en el país, tal vez el mayor impacto sería con una locación de este tipo”, sostuvo Botana.

La pastera tiene previsto producir 2.600.000 toneladas de celulosa. La empresa solicitó que se le extendiera el régimen de zona franca a la segunda planta, algo a lo que accedería el gobierno, según supo la diaria. También pidió una mejora en la infraestructura vial, de vías férreas y portuaria, la que contribuirá a financiar parcialmente. El gobierno deberá buscar 1.000 millones de dólares por medio de inversiones privadas o público-privadas. Para ello se realizarán dos presentaciones ante inversores europeos: la primera en noviembre, en España, y la segunda en febrero, en Alemania. UPM utilizará el puerto de Montevideo y financiará en parte su acondicionamiento, que costará 85 millones de dólares. Trasladará su producción por vías férreas hasta el puerto de Montevideo.

El gobierno conformará a fines de agosto grupos de trabajo, encabezados por los ministros respectivos, que trabajarán en los temas de infraestructura, relaciones laborales, preservación del medioambiente, economía y contribución al desarrollo de políticas energéticas renovables, todo bajo la coordinación del director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García. Se estima que el trabajo de los grupos llevará entre un año y medio y dos años, que la planta se comenzará a construir en el segundo semestre de 2018, y que empezará a producir a principios de la década de 2020.

Vázquez aseguró que se procurará “preservar absolutamente” la característica de Uruguay como “país natural” y que se trabajará para que “no haya daño ambiental, o para que este sea el mínimo posible”.

Vení con los muchachos

El anuncio de la instalación de UPM le viene como anillo al dedo al gobierno en momentos de desaceleración económica, teniendo en cuenta que esta segunda planta, según lo anunciado por Vázquez, aportará entre 2% y 2,5% al Producto Interno Bruto (PIB) del país y supondrá una inversión de 4.000 millones de dólares. La ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, destacó que supondrá un “impulso importante a la industria”. El anuncio también generó una receptividad favorable en el movimiento sindical. Se prevé que la pastera genere 8.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos.

“Si efectivamente va a haber miles de puestos de trabajo y se van a cumplir las normas ambientales, si va a haber además una mejora en infraestructura, es una noticia positiva”, destacó el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira. Agregó la importancia que tendrá para la industria nacional la compra de insumos por parte de UPM, y explicó que desde la empresa se garantizó la negociación colectiva previa. Pereira evaluó que, a diferencia de la primera planta de UPM, cuando no había experiencia previa, en esta ocasión habrá oportunidad de discutir la compra de insumos locales, y que el país está mejor preparado para exigir el cumplimiento de normas ambientales.

Julio Burgueño, presidente de la Federación de Obreros Papeleros y Cartoneros del Uruguay, fue uno de los sindicalistas que viajaron a Finlandia en 2014. UPM mantuvo varias reuniones con la dirigencia sindical. “Tenemos una muy buena relación”, dijo Burgueño a la diaria. “Son muy buenas inversiones; preferiríamos que después se instalaran las fábricas de papel, pero es preferible eso [la pastera] a que vaya a la leña en rolo”, agregó. Sostuvo que UPM “trabaja muy bien en el aspecto ambiental”, que “no ha habido problema en cuanto a organización sindical” y que la empresa “paga salarios muy altos”. “Nos parece que estas inversiones dejan muchísimo trabajo y de bastante calidad”, remarcó.

Otra fue la reacción de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, que el sábado se reunió con la directora de Ambiente y Desarrollo Sustentable del municipio, Susana Villamonte, según informó la radio Máxima de Argentina. El ambientalista Martín Alazard dijo a ese medio que coincidieron con Villamonte respecto de que el anuncio de Vázquez “agrava y complica el conflicto”. “Por más que el gobierno uruguayo diga que la futura planta va a estar en el interior uruguayo, el hecho de ubicarla en la cuenca del río Negro automáticamente provocará que los efluentes de semejante megapastera terminen en el río Uruguay, y eso nos afecta claramente”, sostuvo el activista. Vázquez dijo el viernes que la decisión de instalar la pastera es “plenamente del pueblo uruguayo” y que no tiene previsto consultar a Argentina porque la planta estará ubicada “en el corazón de nuestro país, lo suficientemente alejada de cualquiera de las fronteras”.