EL 7 de marzo, seis días después de que asumiera el cargo, el sitio web del Parlamento anunció, en la víspera del Día de la Mujer: “El presidente Amarilla presentará proyecto sobre la mujer”. No se trataba de una iniciativa legislativa. Su proyecto “Puertas abiertas a la maternidad” se proponía “adecuar políticas frente a los cambios que ha sufrido la sociedad”; en concreto, al “fuerte aumento de los hogares unipersonales y de los hogares monoparentales” y “a la sensible reducción que han tenido los hogares extendidos en los últimos años”. La iniciativa consiste en la promoción de “foros con especialistas y representantes de los distintos organismos del Estado y las organizaciones civiles, y encuentros con legisladores preocupados con esta temática”.
Amarilla es parte de la llamada bancada “evangélica” del Parlamento. Se autodefine como un fuerte defensor de la familia, y fue uno de los principales opositores a las leyes que legalizaron el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En lo que va del año, el programa incluyó la organización de coloquios, foros y hasta de un concurso fotográfico, con su correspondiente exposición de los trabajos más destacados. Aunque no está directamente enmarcada en este programa, Amarilla también inauguró una sala de lactancia en el Palacio Legislativo. Algunos legisladores del Frente Amplio (FA) se mostraron molestos, porque aunque esa inauguración había sido prevista por la Asamblea General, en el sitio web del Poder Legislativo se dice que fue Amarilla quien “propuso este servicio”. El propio diputado desmintió esa afirmación: “Eso lo había decidido la comisión administrativa; a mí sólo me invitaron y fui”.
De Rivera a Montevideo Otro de los proyectos que impulsa Amarilla se llama “El Uruguay fronterizo” y busca “interiorizar a la Cámara de Diputados” en la “situación real” de los departamentos que tienen fronteras. Sin embargo, el programa ha implicado actividades en prácticamente todo el interior del país. El diputado dijo a la diaria que, además, está recorriendo todos los departamentos con el objetivo de informarse sobre la Ley de Descentralización y su funcionamiento.
Pero el presidente de la cámara baja también ha viajado al interior en el marco de otro de los programas que lleva adelante la presidencia de Diputados: “Visita tu Parlamento”, que surgió en 2001. El objetivo de este plan es que niños del “interior profundo” puedan viajar a Montevideo y no sólo conocer el Palacio Legislativo, sino también otros lugares de la capital, como el Museo del Fútbol, el estadio Centenario, la rambla y alguno de los shoppings capitalinos. Según registra el sitio web del Parlamento, el 4 de abril Amarilla se reunió con la inspectora departamental de Primaria en Rivera, Susana Moreira, a quien informó del programa. El título de la noticia en el sitio web del Parlamento fue “Amarilla buscará incidir en soluciones para Primaria de Rivera”. Es que, además de hablarle sobre la iniciativa, el diputado “aprovechó la visita para recibir inquietudes y preocupaciones de parte de Primaria” y “se puso a la orden para colaborar”.
Por medio del programa, más de una decena de escuelas del interior profundo pudieron viajar a Montevideo y, al menos según los registros del sitio web institucional, todos los alumnos eran de Rivera, el departamento de Amarilla. Saúl Aristimuño, diputado del FA por ese departamento, se quejó de que el presidente de la cámara “no tiene la gentileza” de avisarle cuando llegan los niños. “No tengo por qué hacerlo, y no creo que Alejandro Sánchez [ex presidente de la cámara] lo haya hecho con todos los diputados cuando llegaron niños de escuelas de Montevideo”, argumentó Amarilla. Consultado acerca de por qué todos los niños del programa son de su departamento, respondió que está programado que en los próximos meses arriben escuelas de otros departamentos, pero siempre dándole prioridad al norte del país.
En ejercicio de la presidencia de la cámara, el diputado también ha buscado promover otros temas, como el cuidado del medioambiente, que ha sido parte de su agenda durante su carrera parlamentaria: “El presidente Amarilla reduce uso del papel para cuidado del ambiente”, dice una nota del sitio del Parlamento fechada el 9 de abril. Otro artículo, fechado el 8 de junio, titula sobre un proyecto de ley: “Amarilla informó proyecto que prohíbe exploración y/o explotación de hidrocarburos con fracking”. El legislador también busca ubicar en la agenda política el tema de la discapacidad, pero desde una perspectiva diferente de la que impulsaba su antecesor, Sánchez. Mientras que este último había criticado a la Teletón, Amarilla la visitó el 12 de abril.
La gestión de Amarilla ha disparado tibias críticas desde el FA, mucho más por la forma en que usa la comunicación institucional por medio del sitio web, que por los temas. “Hay mucho malestar con la forma en que usa la página web. Está tratando de aprovechar este año de fama para trascender. Se le está yendo la mano en un montón de cosas, y eso no cae bien”, dijo un diputado oficialista, que pidió tratar el tema en su bancada. Otro legislador del FA, Julio Battistoni, opinó que la agenda que impone “es un cambio muy importante” respecto de la de Sánchez, y que lo hace de una forma “bien autorreferencial”.
Invisible y sin poder El politólogo Daniel Chasquetti afirmó que la presidencia de la cámara supone un poder institucionalmente “débil”, en tanto es un cargo rotativo que “tiene poco poder de agenda y de capacidad de determinar qué proyectos se tratan en la cámara”. A pesar de que en lo estrictamente legislativo el presidente es una figura de corte más bien simbólico, “el cargo permite hacer cosas que no son reglas escritas”, y entre ellas está llevar adelante una agenda que generalmente está enfocada “en cómo abrir el Parlamento a la sociedad”. Para ello, sostuvo, la presidencia cuenta con algunos recursos, que “tal vez sean el único poder que este cargo se reserva”. Según Chasquetti, las propuestas que los presidentes llevan adelante “suelen tener que ver con su ideología y con el programa de su partido o su forma de ver el mundo”. En esta agenda, señaló, suele haber “bastante discrecionalidad”, al punto de que dijo desconocer algún caso en que la cámara le haya trancado una iniciativa al presidente. Según el politólogo, muchos parlamentarios usan este cargo como una forma de retiro de la vida política o como trampolín para “mejorar su posicionamiento público”. No obstante, la visibilidad que les da este cargo no es demasiado alta: Chasquetti recordó que tanto en 2008 como en 2013 se realizaron encuestas a nivel nacional en las que la pregunta consistía en identificar al presidente de la Cámara de Diputados: en 2008 sólo 7% lo conocía, y en 2013, 4%.