La idea, que viene desde cuando Ana Olivera estaba al frente de la Intendencia de Montevideo (IM), es “eliminar el antiguo formato zoo victoriano y su sentido asociado a mostrar animales como si fueran obras de arte” y construir en su lugar “un centro de conservación y desarrollo de la fauna, principalmente vinculado con la fauna autóctona, en peligro o extinta”, dijo a la diaria Juan Canessa, director de Artes y Ciencias de la comuna. Ayer, en una reunión con delegados de la organización Animales sin Hogar (ASH), el jerarca dio más datos sobre cómo se planea implementar los cambios en el predio, que hace un año y medio está cerrado por reformas.

La IM propone instalar un parque urbano abierto, con jaulas para aves, jaguares y otros animales autóctonos o regionales. El resto se trasladaría al Parque Lecocq, que también tendría que hacer algunas obras, o a otros espacios similares. “Es un proceso que no sale dos pesos”, aclaró Canessa. La IM calcula inversiones de 12 millones de dólares para las obras en lo que hoy es el zoológico de Villa Dolores y de entre ocho y nueve millones para las que se harán en el Lecocq, pero el rubro no está entre las prioridades en la política de gastos. El gobierno de la ciudad contaba con incorporarlo al Fondo Capital, pero quedó fuera de la primera tanda de obras que se votó en febrero de este año, tras negociaciones con la oposición en la Junta Departamental. El director de Artes y Ciencias adelantó que el proyecto podría entrar en la segunda parte, que se vota a principios del año que viene, o en la siguiente; esto depende del apoyo de los ediles no oficialistas. “Si no aparecen esos fondos, la cosa cambia”, es el panorama que pintó Canessa.

ASH y otras organizaciones ofrecieron su ayuda para la etapa de liberación -y, en los casos en que se pueda, la de reinserción- de los especímenes. “La idea es no seguir incorporando animales exóticos. Elefantes, rinocerontes y jirafas no van a ser sustituidos cuando se mueran”, explicó Canessa, que ayer informó a los activistas que las autoridades sanitarias de Estados Unidos dieron el visto bueno para aceptar a la pareja de tigres de Villa Dolores en un “santuario”, un espacio rural donde vivirán el resto de su vida.