El subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, José Luis Cancela, explicó ayer que la propuesta de Uruguay de flexibilizar el Mercosur no apunta a que cada país salga a “hacer lo que quiere”, sino a dar la posibilidad de generar acuerdos marco del Mercosur con terceros países y bloques, y luego dar libertad a los miembros para avanzar a distintas velocidades.

En el seminario “El dilema de la inserción internacional del Uruguay”, organizado por la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes ayer en el Parlamento, Cancela dijo que es un “falso dilema” sostener que la inserción internacional debe procesarse desde el Mercosur o, por el contrario, en forma individual. “Estas opciones no son sustitutivas, sino complementarias”, afirmó el vicecanciller.

Cancela sostuvo que los acuerdos comerciales “no son buenos ni malos por sí solos; lo que importa es el contenido, y no podemos conocer el contenido de los acuerdos comerciales si no negociamos”. “Hay que negociar sin miedo; cuidado con el miedo, que es un mal compañero, especialmente en estos tiempos que corren. El mundo de hoy exige valentía, tomar riesgos”, afirmó. Señaló que si bien la inserción a partir del Mercosur es “el óptimo”, “la práctica ha demostrado que a veces se hace difícil forjar posturas comunes”.

El subsecretario afirmó que “la mayoría” de las decisiones y regulaciones del Mercosur vinculadas a la negociación externa del bloque “han sido incumplidas y violadas sistemáticamente”. “No por nosotros, ciertamente”, acotó. Dijo que estas resoluciones tienen “un valor casi más programático que jurídico, porque su inaplicación en la práctica ha demostrado su inadecuación”. En particular, en el caso de la resolución 32/00 del Mercosur, que establece la obligatoriedad de negociar en bloque con terceros países o espacios económicos, dijo que Uruguay propone flexibilizarla para que, a partir de la firma de un acuerdo marco entre el Mercosur y un tercero, cada miembro del bloque pueda ser libre de avanzar a distintas velocidades en la negociación, al igual que hizo Uruguay en el Tratado de Libre Comercio con México. “Si cada país no da su aceptación para la firma del acuerdo marco, no se abriría la posibilidad señalada”, aclaró Cancela. “No da libertad de acción a los países, no significa que cada uno sale a hacer lo que quiere cuando quiere”, puntualizó el subsecretario.

Cancela cuestionó el título del seminario, que refería a un “dilema”, porque para el jerarca no existe tal. En cambio, algunos expositores que le siguieron, como Natalia Carrau, de Redes-Amigos de la Tierra, y Fernando Gambera, del PIT-CNT, afirmaron que sí existe un dilema. “Hay estrategias de inserción internacional que claramente pueden ser excluyentes”, sostuvo Carrau, y agregó que hay un dilema entre una inserción basada en la integración regional y una inserción “bilateral, aperturista, neoliberal”. Consideró que el Mercosur “representa para Uruguay una estrategia de desarrollo” y un escenario donde se contemplan las asimetrías y el desarrollo relativo de los países, a diferencia de otros ámbitos como los megaacuerdos comerciales al estilo del Acuerdo de Complementación Económica Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés). Además, dijo que “duda” del margen de maniobra que puede llegar a tener un país como Uruguay en este tipo de acuerdos, que por otra parte muchas veces “atentan directamente contra la capacidad reguladora de los Estados”. En el mismo sentido, consideró que sería conveniente evaluar los efectos que han tenido los tratados de protección de inversiones que firmó Uruguay.

Carrau afirmó que se habla poco de los costos que tendría la flexibilización del Mercosur para Uruguay. “No existe ninguna evidencia de que una flexibilización permitiría que el país negocie y firme más rápidamente un acuerdo comercial. Tampoco Uruguay parece un mercado atractivo para negociar a velocidades distintas”, evaluó.

A su turno, Gambera hizo alusión a lo afirmado por Cancela. “No es una cuestión de valentía, sino sembrar la semilla de la lucha. Se va a discutir la inserción internacional, se quiera o no se quiera, con los trabajadores y las organizaciones sociales”, remarcó.

Sobre la propuesta de flexibilización del Mercosur, cuestionó que se piense que un país con la escala de Uruguay puede moverse a una velocidad distinta. “Parece más bien un centro a la olla para Argentina y Brasil, a los que sí les conviene [la flexibilización]”, opinó Gambera.

Paso la piedra y no la recibo

El gobierno uruguayo reiteró ayer, mediante un comunicado de la cancillería, su posición de traspasar la presidencia pro témpore del Mercosur a Venezuela, “de conformidad con lo establecido por las normas vigentes del Mercosur”. “Teniendo en cuenta las diferencias existentes, trabajaremos a efectos de analizar y buscar caminos de encuentro que, a través del diálogo respetuoso y profundo, lleven a superar los importantes problemas que enfrenta, en este momento, el proceso de integración regional”, agrega el comunicado. Gambera dijo en el seminario que esperaba que la respuesta de Uruguay al planteo del “gobierno golpista” de Brasil de no traspasar la presidencia pro témpore a Venezuela fuera un “no”.