Si bien hay algunos casos aislados, la realidad es que el cooperativismo tiene poca presencia en los sectores más innovadores y de alta intensidad en el uso del conocimiento; así lo demostró un mapeo del sector llevado a cabo un año atrás. Las ideas más innovadoras suelen elegir la cuna del capitalismo, y por este motivo el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop) sumaron esfuerzos en esta primera convocatoria, que busca atraer estas oportunidades para el cooperativismo.
Belo sostuvo que se trata de un tema de “estricta justicia”: “Lo que pretendemos es que el movimiento cooperativo no se sienta relegado en estos sectores de actividad que son dinámicos, y lo que buscamos es generar transversalidad con los sectores más tradicionales del cooperativismo”, como la agroindustria, la salud y la educación. Por este motivo se priorizarán los emprendimientos que muestren potencial de inserción en cadenas de valor dinámicas de la economía nacional y que potencialmente permitan la intercooperación con cooperativas existentes.
Los sectores identificados con potencialidad para el llamado son los de biotecnología, tecnología alimentaria, química fina, nanotecnología, industria farmacéutica, tecnologías de la información y la comunicación, informática, robótica, electrónica, automatización de procesos, diseño industrial, gráfico, mobiliario e indumentario, y la fabricación de equipos y partes.
Se eligió la incubación porque “es una herramienta que ha dado resultados”, explicó Belo. “Es un proceso exigente, y además da la posibilidad a los emprendedores de desarrollarse en áreas en las que carecen de habilidades y que no tienen que ver con el sector productivo que están explotando, áreas que además son claves para el cooperativismo, como el nexo con los clientes, las necesidades de financiamiento y la organización interna”, agregó.
Pero más allá de las características de cada proyecto, serán primordiales los valores cooperativos. “Ese es el elemento distintivo de la incubadora. Nosotros no vamos a incubar proyectos que no terminen siendo cooperativos”, afirmó. Aseguró que en una primera fase se verificará que en el grupo se compartan los valores del cooperativismo y que “haya sintonía en este aspecto entre los miembros”.
El período de incubación será de dos años, “un tiempo estandarizado a nivel mundial”, y abarcará a unas tres o cuatro cooperativas en este primer llamado. “El límite lo tenemos desde un inicio, porque no tenemos un presupuesto muy grande y estimamos que nos llevará unos 10.000 dólares por año la incubación de cada proyecto”, dijo Belo. Se apostará a la calidad antes que a la cantidad.
La incubadora busca dar apoyo a iniciativas que puedan considerarse viables, desde la fase de comienzo hasta la final, cuando la cooperativa deberá estar constituida y el emprendimiento listo para salir al mercado. Si bien se priorizará a grupos precooperativos o empresas de la economía social formal y recientemente constituidas, también podrán postularse ideas-proyecto de grupos cuya definición todavía no esté clara.
Los grupos, que deberán estar conformados por al menos cinco personas, contarán con el apoyo técnico necesario en el estudio y la formulación del plan de negocios. En caso de que tengan necesidades puntuales, la incubadora responderá con asistencia financiera, “más que nada para inversiones que desde el punto de vista económico pueden ser pequeñas, pero que para los emprendedores resultan enormes, como la compra de una computadora”, explicó Belo.
Para necesidades de financiamiento más grandes se apostará a vincular a las cooperativas con diferentes agentes financieros que operan con el sector y, a su vez, adentrarlas en las redes de contactos nacionales e internacionales.
Consultado sobre la idea de que a veces el cooperativismo es considerado insostenible, Belo respondió: “Ese no es un problema del cooperativismo, sino de las personas que desarrollan el emprendimiento. El cooperativismo es formidable y mucho más amplio, es una buena oportunidad para emprender con gente con la que se comparten valores como la solidaridad, la justicia social, la distribución del ingreso y la democracia; algo que presenta una alternativa al sistema muy atractiva”.