El Sexto Encuentro sobre Migración y Ciudadanía se focalizó en el “derecho a la vivienda, trabajo, educación y la familia de la población migrante en situación vulnerable”. En ese marco se presentó la investigación “Tendencias e inserción laboral de inmigrantes recientes” (que viven en el país hace cinco o menos años), del Grupo de Investigación más Desarrollo de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República. Una de las conclusiones más relevantes de la investigación es que no existe “competencia” entre nativos uruguayos e inmigrantes extranjeros de origen no tradicional (colombianos, dominicanos, venezolanos, cubanos, bolivianos, peruanos y paraguayos) que viven en el país hace menos de cinco años. Por el contrario, quienes vienen “parecería que están llenando puestos que los uruguayos no están dispuestos a ocupar”, a pesar de estar más calificados que la media uruguaya.

Victoria Prieto, doctora en Demografía, fue la integrante del Grupo encargada de la presentación. Explicó que el objetivo de la investigación fue evaluar el desempeño socioeconómico y el proceso de integración laboral de la población extranjera de origen no tradicional (no argentinos, brasileños, estadounidenses o españoles). Analizaron las brechas entre migrantes y uruguayos no migrantes usando los datos de la Encuesta Continua de Hogares y el Censo 2011 del Instituto Nacional de Estadística y de fuentes administrativas y de registro: las entradas y salidas en el Aeropuerto de Carrasco, las residencias emitidas por el Ministerio del Interior o por el Ministerio de Relaciones Exteriores, y las cédulas de identidad emitidas por la Dirección Nacional de Identificación Civil. “Las fuentes coinciden en pocas cosas”, aseguró Prieto, pero indicó que “en una que sí coinciden es en mostrar a República Dominicana, Venezuela, Colombia, y en menor medida Cuba como los orígenes que más han crecido en el último tiempo”. También encontraron diferencias “significativas” entre las fuentes administrativas y estadísticas en cuanto al sexo de los inmigrantes recientes, aunque se pudo corroborar “que persiste la masculinización de la inmigración extranjera” (rasgo típico de los uruguayos que deciden irse o volver), y que la feminización se restringe a dominicanas, bolivianas y colombianas.

A destacar

El estudio evidencia que estos nuevos migrantes tienen un nivel educativo superior a la media uruguaya. Hay una “alta concentración” con estudios terciarios completos, y “no es despreciable” el porcentaje que tiene primaria completa. A pesar de que son más educados, en la población migrante reciente extranjera el desempleo es muy superior al de la nativa no migrante; incluso, los retornados y los inmigrantes tienen el doble de desempleo que los nativos.

Si entre los nuevos migrantes se compara a los varones con secundaria completa y a las mujeres con primaria completa, se duplican las tasas de desempleo de la población nativa. Prieto lo explicó así: “Un individuo que tiene el mismo sexo y la misma edad y la misma educación y es inmigrante extranjero tiene menos probabilidad de encontrar un empleo que un nativo o un inmigrante que lleva más de cinco años en Uruguay”. Además, señaló que la brecha que separa a hombres y mujeres se profundiza en las mujeres extranjeras, y que la brecha es mucho mayor entre nativas y extranjeras que la existente entre varones. Prieto indicó que en todos los casos, “tras cinco años (y menos de 20) vemos que baja el desempleo al punto de ponerse por debajo de la población nativa inmigrante. Los que tienen menos suerte se van antes, quedan los ‘sobrevivientes’; transcurrido cierto tiempo y tras pagar cierto derecho de piso, el inmigrante se inserta mejor”, aunque señaló que “no hay información para evaluar eso”. “Hay una yuxtaposición de desigualdades”, concluyó.

A su vez, los inmigrantes provenientes de estos nuevos orígenes consiguen trabajo de forma “bimodal”: es “importante la inserción en ocupaciones manuales, de baja cualificación, pero también es importante en un nivel muy alto de cualificación”. Están “sobrerrepresentados”; la prevalencia de sobrecalificación entre los extranjeros migrantes recientes y entre los extranjeros inmigrantes antiguos es de una de tres en las mujeres, y en los varones es un “poquito” inferior. Prieto aseguró que “efectivamente hay un desajuste importante educativo entre el capital humano que tienen y las ocupaciones en las que se insertan”. En cuanto a la sobrerrepresentación en ocupaciones de baja calificación, indicó que los trabajos más frecuentes eran: cocineros, guardias de seguridad, vendedores y asistentes de tienda, limpiadores, asistentes domésticos (12,5% de las mujeres migrantes recientes se insertan en ese rubro; la proporción de uruguayas “no es tan alta”). Los datos sugieren que “algunos, en vez de quedarse sin trabajo, optan por agarrar el primero, que es una de las estrategias de inmigrante; el problema es que después es difícil salir”, explicó.

Para la investigadora es evidente la “complementariedad” entre la “estructura de ocupación” de la población nativa con la inmigrante: “No hay nada más alejado de los datos que la frase ‘vienen a robarnos el trabajo’”, afirmó.