A Fernando Marichal lo mataron cuatro días después de caer preso en la Unidad Nº 4 (ex Comcar). Tenía 26 años y fue procesado por primera vez el 13 de agosto porque intentó robar; durmió tres noches en la Unidad de Diagnóstico y Derivación (ex Cárcel Central) y sus últimas tres en el Módulo 3 de la cárcel más grande del país, donde están presas unas 3.600 personas. Según informó el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), el viernes su compañero de celda lo mató de una puñalada. En lo que va del año ocho personas murieron de forma violenta en la Unidad Nº 4. Al cierre de esta edición, un hombre fue trasladado al Hospital Maciel por haber sido herido en el Módulo 8.

El comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, dijo a la diaria que “el hecho habla por sí solo y es evidente la gravedad gigantesca de esto”. En estos ocho meses 12 personas fueron asesinadas, cuatro se suicidaron, otras cuatro murieron de forma “natural”, dos por “accidente” y sobre una no hay datos. Son 23 los que perdieron la vida estando bajo custodia estatal. “Cada episodio tiene un desencadenante particular, pero todas tienen un denominador común: la falta de tratamiento y de actividades socioeducativas. Ese tremendo vacío genera un huracán de violencia que se expresa en dos cosas: una convivencia degradada e indigna, y violencia y desintegración al salir de la cárcel”, sostuvo.

Petit pidió generar un “acuerdo interinstitucional e interpartidario” para “continuar y profundizar” la reforma penitenciaria iniciada en el primer gobierno de Tabaré Vázquez. “Nos preocupa la seguridad pública, pero la señal que estamos dando hoy es terrible: el propio Estado incumple las normas y genera violencia al no tener la mayoría o buena parte de sus cárceles basadas en la educación, el tratamiento y la rehabilitación”, aseguró. “Pensemos juntos qué está pasando... pero sobre todo, construyamos una política pública duradera que ayude a frenar la violencia y [cuidar] la vida, todas las vidas, tras los muros y afuera de los muros”, agregó. “Antes de que sea tarde miremos qué se hace en Cataluña, en los países nórdicos, en Canadá e incluso algunas cosas que se están haciendo en nuestro país, y tracemos un modelo y un plan operativo que involucre a todo el Estado y a múltiples actores”.