El canciller Rodolfo Nin Novoa recibió ayer una llamada de su par de Venezuela, Delcy Rodríguez, justo cuando estaba exponiendo en la Asamblea General Ordinaria de las Cooperativas Agrarias Federadas sobre la inserción internacional de Uruguay, y no la atendió, aunque hizo algunos comentarios sobre el intento de comunicación. “Lo primero que tenemos que hacer es tener una economía abierta. En segundo lugar...”, iba diciendo Nin Novoa cuando dirigió su mirada hacia abajo, hacia su celular que sonaba, e interrumpió su discurso. “Pah, la canciller de Venezuela me está llamando”, dijo, levantando el celular y mostrando al auditorio la pantalla activada por la llamada entrante, mientras se reía. “Con el único que habla es conmigo”, agregó enseguida, contagiando su risa a varios de los presentes.

“Este... primero...”, intentó retomar el hilo de su ponencia, pero miró hacia su izquierda, donde estaba sentado el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, y desde donde escuchó algo. Luego el canciller dijo otra vez, entre risas, algo así como: “Atalo de una piola y llevalo allá”. Tras el desliz, el canciller retomó el tema de la inserción internacional, planteando que no hay que hacer “una inserción a lo loco”, sino “cuidando algunas sensibilidades”, y sostuvo que mejorar el acceso a los mercados internacionales es “indispensable” para el desarrollo del país porque se pagan “millones de dólares de aranceles en 178 mercados”. Añadió después que el gobierno estudia los costos de “no estar” en tratados como el Transpacífico y la Alianza del Pacífico o del Sudeste Asiático, y de no profundizar acuerdos con México e India.