El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, confirmó ayer en Fray Bentos que el sirio Jihad Ahmad Diyab “fue deportado a Uruguay y sigue siendo un refugiado uruguayo”. En rueda de prensa después del Consejo de Ministros abierto realizado en la capital del departamento de Río Negro, el jerarca dijo que “él salió libremente de Uruguay”, pero “no cumplió con la normativa de ingreso a otro país, ni a Brasil ni a Venezuela”, y afirmó que “no es un tema que le corresponda en este momento” a su cartera, porque “él no cometió falta en Uruguay”. “En este momento lo tiene que recibir la cancillería”, explicó. Bonomi reconoció también que no es voluntad del ex preso de Guantánamo regresar a Uruguay. “Creo que en este momento su voluntad está algo confusa, así que tampoco es una garantía muy grande. Y eso no lo digo yo como ministro del Interior, sino que me lo han dicho personas que se han entrevistado con él para establecer cuál su situación. Incluso personas que no son uruguayas y que pertenecen a organismos internacionales”, concluyó.
El ex preso de Guantánamo, que llegó en calidad de refugiado hace dos años a Uruguay, cruzó la frontera con Brasil, desde donde llegó a Venezuela con la intención de llegar hasta Turquía, donde reside su familia. En Venezuela fue detenido, razón por la cual comenzó una huelga de hambre, según informó la agencia rusa Sputnik. Poco después se anunció su deportación a Uruguay. El Ministerio de Relaciones Exteriores esperaba ayer de noche su arribo en un avión de PDVSA, la petrolera venezolana, pero la llegada es manejada con hermetismo por las autoridades. El domingo, Christian Mirza, interlocutor del gobierno con los refugiados, dijo a la diaria que se le iba a hacer un chequeo médico “para ver cómo está de salud”. “Por lo que sabemos está en buenas condiciones de salud, pero no sabemos si sigue o no haciendo huelga de hambre”, agregó Mirza.