Las fuentes fueron el censo de población de 2011, las Encuestas Continuas de Hogares (ECH) del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2012 a 2015, registros administrativos de ingreso al país, permiso de residencia y solicitud de documento de identificación, y datos provenientes del Sistema de Información Integrada del Área Social (SIIAS) del Ministerio de Desarrollo Social, que contiene información de los beneficiarios de la mayoría de las prestaciones sociales del Estado uruguayo. Precisamente, los investigadores señalaron como un debe la falta de integración y coordinación entre todas estas fuentes, lo que dificulta tener un panorama global de la población migrante.

En primer lugar, destacan que la mayor transformación de la inmigración reciente no se produce tanto en su volumen total, sino en su composición por orígenes: hay un crecimiento de los denominados “nuevos orígenes latinoamericanos” (NOL) —que excluyen a Argentina y Brasil— en detrimento de brasileños y estadounidenses. En 2006 el grupo de los NOL representaba 9,1% de los nacidos en el exterior, en 2008 12,6% y en 2011 15%. Según los registros del Aeropuerto Internacional de Carrasco, entre 2011 y 2014 hay un flujo creciente de inmigrantes de Venezuela, Cuba, República Dominicana y Bolivia, en particular venezolanos y dominicanos.

En cuanto a las residencias (ver Tabla 1), si se excluye a Argentina y Brasil, entre 2012 y 2014, la mayoría de las residencias fueron otorgadas a ciudadanos de Perú, seguidos por México, Colombia, Paraguay, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Chile y República Dominicana. Si se compara el período 2012-2014 con el 2000-2002, las residencias concedidas a ciudadanos de Bolivia, Ecuador, Chile y Paraguay se duplicaron, las de ciudadanos de Perú se triplicaron, las de los colombianos se cuadruplicaron y las de los ciudadanos venezolanos se multiplicaron por 14.

En cuanto al número de cédulas emitidas entre 2011 y 2015, se registra una evolución muy estable de lento decrecimiento. Sin embargo, los NOL siguen una tendencia excepcional y se convierten, en tan sólo cuatro años, en el principal origen solicitante de cédulas en 2015, con 31% de las cédulas concedidas. Los principales en 2015 fueron Venezuela (10%), Cuba (4,8%), Perú (4,3%), Colombia (2,9%) y México (2,4%).

Quiénes son

La información del SIIAS permite tener un perfil aproximado de los migrantes. En primer lugar, se constata una fuerte masculinización de esa población: en el caso de los nacionales de Argentina y Brasil, se registran 26 varones cada 10 mujeres, y en el caso de los NOL, 22 varones cada 10 mujeres. La única excepción es República Dominicana, con 9 varones cada 10 mujeres. Otra fuente de información, las ECH, arroja en cambio una fuerte feminización de la inmigración, sobre todo de los migrantes provenientes de Bolivia (70,8% son mujeres), Colombia (70,5%), Dominicana (67,1%), Perú (61%) y Chile (59%). Los investigadores señalan estas contradicciones entre los dos registros.

Los ciudadanos brasileños y argentinos tienen una de las estructuras de población más envejecidas de los migrantes. Lo mismo sucede con españoles y estadounidenses, con salvedad de que en estos dos casos se constata una presencia importante de niños y jóvenes menores de 15 años. Los ciudadanos provenientes de NOL son los más jóvenes.

El dato que más destaca en cuanto al perfil de los migrantes de los NOL es su nivel educativo. La porción de inmigrantes con educación terciaria completa es la más grande entre varones y mujeres extranjeros, sólo después de aquellos procedentes de Europa o Asia. El 44% de las mujeres y el 49% de los hombres tienen terciaria completa.

Sin embargo, según los datos de las ECH, la incidencia de la pobreza en la población inmigrante de los NOL es superior a la de la población nativa y al resto de los inmigrantes. Esa desigualdad se corrobora en todas las edades y en ambos sexos, pero es especialmente pronunciada entre los menores de 15 años.

De acuerdo al censo de 2011, 40% de los hogares de inmigrantes recientes incluye miembros de la segunda generación. Entre ellos, 80% de los hogares con hijos son nucleares, 10,6% monoparentales y 9% de estructura extendida o compuesta. Entre los monoparentales, la jefatura es femenina en su inmensa mayoría.

*Residencia y trabajo *

El 64% de los inmigrantes recientes de NOL vive en Montevideo. Los barrios de la capital que muestran mayores tasas de inmigración son Ciudad Vieja, Punta Carretas y Carrasco. En el caso de los NOL, Pocitos es el principal barrio de residencia para todos los países excepto los nacionales de Perú, que residen mayormente en Ciudad Vieja. Mientras que los hogares sin hijos predominan en los barrios de la costa de Montevideo, los hogares con hijos se sitúan mayormente en el centro y en la periferia de la ciudad.

Los investigadores señalan que la segregación residencial “tiene un efecto positivo, pues, por ejemplo, no reduce por sí mismo la probabilidad de acceder al mercado de trabajo”. “Por el contrario, vivir en un barrio con una alta concentración de inmigrantes aumentaba en promedio 34,6 veces las chances de estar ocupado frente a no estar ocupado en 2011. Es posible que el barrio, la proximidad geográfica de otros inmigrantes de igual origen, opere para algunos como un canal de información en favor de la búsqueda de empleo, al menos entre los recién llegados”, indican los autores del informe.

De todos modos, se registra una desventaja de los inmigrantes recientes en el acceso y calidad del empleo. “Además, el efecto protector de la educación frente al desempleo no se verifica para los inmigrantes recientes varones, y es muy débil para las mujeres más educadas de este grupo”, advierte el informe. Los varones recién llegados que completaron la secundaria tienen la mayor tasa de desempleo (13,9%) y entre las mujeres es llamativa la distancia que separa a las nativas que completaron la educación terciaria (1,9% de desempleo) de sus pares extranjeras recién llegadas (15,8%).

En cuanto a la calidad del empleo, la población extranjera recién llegada de los NOL se concentra en ocupaciones de baja cualificación (38%), como cocineros, guardias de seguridad, vendedores, y de alta cualificación (32,8%), mayormente oficinistas, personal de apoyo administrativo y puestos gerenciales. La participación en actividades de nula calificación como limpiadores y asistentes domésticos es de 12,5%, lo que los distingue de la población nativa, en la que el peso de esta ocupación es casi nulo (0,0%).

Las mujeres inmigrantes recientes con educación terciaria perciben en promedio un salario inferior al de la población nativa y retornada de igual grado de escolarización, e incluso se encuentran por detrás de los varones nativos e inmigrantes que sólo alcanzaron a completar la educación secundaria. En cambio, entre las mujeres con primaria completa o menos educación, las extranjeras tienen un mayor ingreso medio que las nativas no migrantes y las retornadas. Por otra parte, 16,4% de los inmigrantes recientes procedentes de países no limítrofes no tiene derechos vigentes en salud frente a 2,5% de la población nativa. En cambio, la asistencia de niños y adolescentes en edad de escolarización a instituciones educativas es de 100%. Los inmigrantes recientes de los nuevos orígenes latinoamericanos tienen mejores desempeños que la población nativa no migrante en cuanto a educación y vivienda, pero sus mayores dificultades se concentran en el acceso al empleo de calidad y, como consecuencia, al sistema de salud. Entre otras recomendaciones de política, que incluyen mejoras en los sistemas de información y la realización de campañas públicas, los investigadores plantean crear un Observatorio de la Migración que permita “no sólo dar cuenta de las tendencias del flujo migratorio sino, y fundamentalmente, de las luces y sombras del asentamiento e integración de la población extranjera y retornada de nuestro país”.

*“Tendencias, perfil e integración socioeconómica de la inmigración reciente en Uruguay”, elaborada por el Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, mediante un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social. Contó con el financiamiento del Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Organización Internacional para las Migraciones y UNICEF. Natalia Uval.