A nivel internacional se recomienda que haya un profesional especializado en medicina familiar y comunitaria cada 1.500 personas, lo que implica que en Uruguay faltan cerca de 2.000 médicos de este tipo. La residencia de la especialidad comenzó en la Facultad de Medicina recién en 2002. Antes existía “como un reperfilamiento de algunos médicos generales” que fueron formados por consultores de la Organización Panamericana de la Salud. A partir de esos cursos surgieron “los primeros cargos de médicos de familia, pero sin que existiera la especialidad”. La doctora Anahí Barrios es integrante del comité científico de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria (Sumefac), que junto con la Sociedad Uruguaya de Enfermería en Salud Familiar y Comunitaria organizó el fin de semana en la ciudad de Salto otro congreso de la especialidad, este año bajo la consigna “Construyendo el equipo para el cambio del modelo de atención”.

Barrios explicó que ahora el título de la especialidad también se otorga por “competencia notoria”. “Hay muchos médicos rurales con larga trayectoria. Se hicieron cursos y pudieron, de alguna manera, revalidar y obtener el título”, contó. Para Barrios, la medicina familiar y comunitaria no atrae a los médicos por razones salariales, pero además hay poco desarrollo en el sistema de salud. Hay una trayectoria y una experiencia importantes a nivel público, pero a nivel privado aún “se está en pañales”.

En el congreso se desarrollaron varios ejes, dijo: “Uno es más bien clínico y está vinculado a los problemas de salud; el otro tiene que ver con el trabajo que desarrollamos a nivel comunitario, sea de grupos terapéuticos o con los agentes comunitarios de salud; también está la formación que tiene que ver con la docencia, tanto de enfermería como de medicina, y, por supuesto el eje de la investigación y el eje más político sanitario, que se resume en el lema del congreso”. Sobre este último eje hubo una mesa en la que participó la subsecretaria del Ministerio de Salud Pública, Cristina Lustemberg. Barrios dijo que intentaron intercambiar opiniones sobre políticas de salud. “Vemos que no se ha avanzado como se quería. Capaz que hubo más avances en el modelo de gestión, en el financiamiento, pero no tanto en el modelo de atención. Como que se detuvo la reforma en ese aspecto”.

Un día en la vida

“La inmensa mayoría de los que han hecho la especialidad trabajan en salud pública. Las licenciadas en enfermería son escasas. En la Facultad de Enfermería se aprobó el posgrado en enfermería familiar y comunitaria hace dos años, pero no lo pueden implementar por falta de presupuesto”, contó Barrios. La doctora es una de las pocas que trabajan como médica de familia en una institución de asistencia médica colectiva (IAMC), y atiende en la zona de Piedras Blancas. “Se genera un seguimiento y una continuidad en la atención. Por ejemplo, si se necesita atención domiciliaria, me llaman a mí como médica de zona. Y paralelamente al abordaje más individual, se hace el abordaje familiar por medio de la policlínica de adolescentes, el trabajo en grupos de hipertensos, obesos y diabéticos, y otros grupos”, explicó.

También mencionó que existe un trabajo coordinado entre la IAMC y la policlínica zonal de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), como parte del trabajo comunitario “en red”. Por ejemplo, cada institución tiene un grupo de hipertensos, pero realizan “paseos en conjunto”. “La mutualista paga el transporte y la Red de Asistencia Primaria de ASSE coordina el profesor de educación física, por ejemplo. Cada uno pone lo suyo”, afirmó.

Otro de los aspectos en que tienen formación es “el tema de la gestión”. “Uno ve a la persona en forma integral, y como tenemos formación en administración de salud, de recursos, porque se supone que uno tiene que buscar para la persona los mejores recursos de acuerdo a sus necesidades, ayudamos en la gestión, sean recursos comunitarios o del servicio de salud: si la persona requiere interconsultas con el cardiólogo o con el endocrinólogo, si requiere de algún estudio. Es decir, ayudamos en el uso racional de los recursos paraclínicos, medicamentosos o los que necesite”, expresó.