“El calor almacenado debajo de la superficie sólida de la Tierra” es la definición de energía geotérmica sobre la cual se conversó ayer en la mesa “Potencial de la geotermia en la matriz energética: el caso de Uruguay”, en el contexto del Foro Abierto de Ciencias América Latina y Caribe (Cilac). La voz científica del grupo fue Ethel Morales, profesora adjunta de Geología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar), que también habló sobre los subtipos de esa energía: está la que se almacena en los primeros metros del suelo a partir del sol, que es de baja entalpía (cantidad de calor que emite) y está la que proviene del interior de la Tierra, ya sea por el gradiente geotérmico natural (la temperatura que avanza en proporción a la distancia que se perfora hacia abajo) o por la presencia de magma, o sea, roca fundida. De baja entalpía son los sistemas que emiten entre 30 y 90 grados centígrados; de media, entre 90 y 150 grados centígrados; de alta, más de 150 grados centígrados. En Uruguay, dijo la docente, hay que descartar los recursos de alta entalpía, que se encuentran en otros ambientes geológicos; sin embargo, se calcula que una perforación de entre 2.500 y 3.000 metros podría descubrir temperaturas de entre 70 y 80 grados centígrados, aprovechables para varios usos.

Según Wilson Sierra, director general de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), en la matriz energética de Uruguay hay lugar para la energía geotérmica, que es de tipo renovable, como las fuentes que producen 95% de la energía de Uruguay. “Nuestra matriz es más robusta cuando tiene más fuentes”, dijo, y mencionó que hay un acuerdo político interpartidario sobre que ese es el camino a seguir. La normativa uruguaya tiene prevista una serie de beneficios fiscales para las empresas que generen energía renovable, ya sea eólica, por biomasa o solar, pero “lo que se hizo fue una descripción genérica de fuentes renovables y no una lista”, por lo que la geotérmica entraría sin problemas. Sin embargo, no se proyecta la posibilidad de instalar centrales de generación eléctrica, sino otro tipo de proyectos.

“La geotermia no es solamente producción de energía eléctrica: su uso más eficiente es el calor mismo”, dijo Guido Capetti, gerente general de la empresa Enel Green Power, una multinacional del rubro con sede en Italia, el primer país del mundo en usar energía geotérmica. Para el italiano, el interés empresarial apuntaría a otros usos, como la calefacción, los invernaderos, el secado de productos de la agricultura o la creación de termas como atracción turística. Pero para que se despierte el interés entre los privados, necesitan datos: qué temperaturas se pueden encontrar, a qué profundidad, qué características tiene el suelo. Para eso, mantienen “óptima relación” con las áreas académicas de los países donde se instalan. Morales dice que no existe conocimiento generado que se pueda aprovechar para atraer inversiones.

Paolo Bona, consultor del Banco de Desarrollo de América Latina, dijo que la geotérmica es una energía poco competitiva con otras fuentes renovables, por sus altos costos de perforación y los riesgos, elementos “poco apetecibles para los inversionistas”. Para la docente Morales, que aclara que no hay una materia sobre geotermia en su facultad, es necesario que las empresas o el Estado apoyen proyectos de investigación para avanzar, y también aprovechar las perforaciones con fines petroleros.

Sierra adelantó que el gobierno está trabajando en conjunto con la Dirección Nacional de Minería y Geología del MIEM para hacer “un mapeo de actores” que puedan estar interesados en el tema, y generar contactos para delinear “una hoja de ruta a corto plazo” con el objetivo de explorar las fuentes geotérmicas del territorio uruguayo. El diálogo se iniciaría “en el último trimestre del año” e incluiría a la Facultad de Ciencias y a la de Ingeniería de la Udelar, a ANCAP -que viene recolectando información sobre el suelo de las campañas de prospección en el norte del país-, a la Dirección Nacional de Medio Ambiente, a la Dirección Nacional de Agua (ambos organismos del MIEM) y a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que demostró interés. “Estamos relativamente optimistas con la voluntad de ejecutarlo”, dijo el jerarca.