Uruguay realizó el primer censo nacional de personas trans en el mundo. El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) contabilizó a todas las personas trans (travestis, transexuales y transgénero) que habitan en el país y recopiló información sobre sus características sociales, económicas y políticas.

El censo tomó como punto de partida la base de datos de la Tarjeta Uruguay Social para personas trans (TUS Trans) y otras del Mides, ya que se registra la identidad de género en todos sus programas. También se sumaron las personas trans en situación de encierro (privadas de libertad), y se sirvió de otras acciones como el censo a personas en situación de calle. Paralelamente, se utilizó la estrategia de bola de nieve: se trabajó en conjunto con la sociedad civil, se recorrieron lugares de esparcimiento y de trabajo sexual, se enviaron mensajes de aviso impresos en los recibos de las TUS Trans, se mandaron mensajes por Facebook, Twitter, y en la página del Mides se habilitó la posibilidad de dejar los datos para ser contactados por los censadores. Se censaron todas las personas que afirman tener una identidad de género que no coincide con su sexo biológico.

Hasta hace seis años no habían datos de ningún tipo sobre esta población en el país. No sólo no eran objetivo de las políticas específicas, sino que no accedían a las políticas sociales en general. En 2010 se empezó con investigaciones de corte cualitativo en convenio con el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de la República), y con el transcurrir de los años y la acumulación de conocimiento en el tema, se comenzó a evaluar la posibilidad de realizar un censo que sobre todo permitiera conocer el número exacto de la población trans en Uruguay. Las especulaciones en su momento hablaban de 3.000 personas trans y hoy podemos afirmar que la cifra en Uruguay es de casi 1.000. Cuantificar y conocer las características de este universo permite tomar medidas más efectivas y eficientes así como planificar mejor el gasto público y decidir cuándo se tienen que tomar acciones de seguimiento personalizado para contribuir a generar otros proyectos de vida lejos de la marginación y la transfobia.

Este censo rompe el círculo de invisibilidad de las identidades no heteronormativas (especialmente la de los varones trans), y aporta conocimiento y reconocimiento que contribuyen a la igualdad. El Estado está obligado a que la identidad de género deje de ser un factor relevante a la hora de acceder a derechos y oportunidades.

Hallazgos

Al 31 de agosto, se censó un total de 774 mujeres trans (90%) y 79 varones trans (10%). De las 1.113 personas registradas inicialmente (mediante una base o por una persona que hacía referencia a ellas), resultó que 34 fueron inubicables, otras 34 han fallecido, 27 rechazaron responder el formulario y 23 se mudaron al exterior.

Los datos que arrojó el censo son en su mayoría alarmantes, aunque no necesariamente novedosos. Confirman una situación de violencia y discriminación evidente y sistematizada por las recientes investigaciones cualitativas.

El dato más dramático es el de las 34 personas fallecidas. Personas que hace no más de tres años habían solicitado la TUS Trans. Aún no se sabe si todas ellas son víctimas de la violencia más directa ni las causas exactas de sus muertes tempranas, pero sin duda es uno de los tópicos a investigar y cambiar. Las personas trans, quienes son expulsadas de sus hogares (en promedio a los 18 años, la misma edad en que se inician en el trabajo sexual), se ven expuestas a la violencia emocional, verbal y física, del sistema médico, de sus clientes y de la policía, al consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, a conductas sexuales de riesgo, a niveles altos de estrés, depresión y ansiedad, situaciones que contribuyen a la mala calidad de vida y que desembocan en muertes prematuras.

La Organización de Estados Americanos, por medio del Registro de Violencia, observó que en el 80% de los asesinatos cometidos contra mujeres Trans ellas tenían 35 años o menos, misma edad manejada por las organizaciones de la sociedad civil a nivel continental para referirse a la expectativa de vida de las trans. En el caso de Uruguay, la edad promedio de las personas censadas es 37 años.

El censo confirma los altos niveles de discriminación que sufren las trans así como la exposición a la violencia y su naturalización: el 88% se sintió discriminada alguna vez, el 58% sufre discriminación por parte de un miembro de su familia nuclear, los 14 años es la edad promedio de la primera relación sexual (y el 21% confirma que fue sin su consentimiento), el 36% fue discriminada por los médicos de centros de salud y el 45% afirma haber sufrido violencia por causa de su identidad de género.

El porcentaje de atención es un registro mucho mayor al esperado (casi 96% se atiende en el sistema médico y 88% lo hace en ASSE), lo que revela o confirma que las mutualistas no brindan la atención correspondiente. Sólo 22% se hormonizan pero casi 50% lo hacen con supervisión de un endocrinólogo. El 15% se realizó cirugías para modificar su cuerpo, el 17% se inyecta silicona líquida. ¿El resto escogió no hacerlo? ¿Saben que no todas las personas tienen las características sociales y/o fisiológicas para poder llevar adelante el proceso? ¿Están informadas sobre las consecuencias que tiene el consumo de hormonas sin indicación o controles? Sólo el 38% (322 personas) tiene expectativas de realizarse una operación de reasignación de sexo: ¿Cuál sería el costo que tendría para el Estado satisfacer este derecho? ¿Cuánto se ahorraría invirtiendo en cirugías planificadas en vez de interviniendo en situaciones de emergencia?

Todos los aspectos que hacen a las transformaciones corporales decididas por las personas trans son indispensables para contribuir a su identidad. No son aspectos menores sino definitorios. Las consecuencias de devolver una imagen socialmente no acorde con el género que ellas y ellos habitan desatan burlas, agresiones, desprecio y violencia, lo que tiene inmediatas repercusiones negativas sobre su autoestima y su salud mental. El 60% de las personas trans no terminaron el ciclo básico, el 69% de los varones trans desertaron del sistema educativo, el 70% sufrió discriminación en el liceo por parte de sus compañeros y aproximadamente el 20% también la sufrió de docentes, ya sea en primaria o en secundaria.

Todas estas situaciones son producto de la desafiliación familiar temprana. Cuando se realiza un seguimiento exhaustivo de los datos y las trayectorias de vida de las personas trans, este es un factor determinante. Al iniciar el “destape”, se dan, en mucho casos, situaciones de incomprensión y violencia dentro del hogar que terminan con la expulsión. Esto también genera desafiliación educativa, lo que a mediano plazo dificulta la inclusión laboral: casi 67% de las personas censadas declaran estar ocupadas, el 32% nunca realizó trabajo sexual y el 67% lo realizó o realiza. El 29% restante está desocupado. Las limitaciones laborales derivadas de la poca formación y la discriminación son muchas. La mayoría no tiene formación para el empleo debido al abandono temprano de los estudios, pero en aquellos casos en los que han logrado avanzar, igualmente las tasas de desempleo siguen siendo muy altas.

El destape

Es el momento en el que la persona comunica su identidad de género no esperada y comienza a realizar los cambios físicos que considera necesarios o posibles. Esta etapa está llena de conflictos internos (no sentir que se tiene el cuerpo apropiado) y externos: la familia, los centros educativos y la sociedad en general no están preparados para asumir estos cambios. Además, la persona que está experimentando las modificaciones físicas y sus efectos emocionales tiene la necesidad de centrar la atención en este conjunto de transformaciones estéticas y corporales que requieren de mucho tiempo y energía.

Investigaciones cualitativas coordinadas por el Mides dan cuenta de que en los casos de mujeres trans muchas veces este proceso se da de la mano de las primeras incursiones en el comercio sexual, algo que modifica la realidad y genera entornos con mayores niveles de aceptación, nuevos vínculos e ingresos y cambios en la rutina (lo que es incompatible con los horarios escolares).

En lo que refiere a los varones trans, aparentemente tienen más oportunidades de negociar con el entorno y lograr otras formas de camuflarse para tener mayor aceptación y continuar con los estudios. Aunque estas estrategias de invisibilidad generan serios problemas en la autoestima y muchas veces surgen ideas de suicidio. Cabe señalar que aparentemente existiría una mayor tolerancia con los varones trans por parte de sus familias, probablemente relacionada a los mismos patrones patriarcales que los obligan a permanecer en el seno del hogar.

La realización de este censo es un gran paso en la garantía de los derechos humanos de las personas en Uruguay pero la recopilación de esta información debe ser incorporada en el censo nacional y en todos los registros administrativos. De lo contrario, el Estado está incumpliendo con los derechos y omitiendo sus responsabilidades. Es necesario que para la próxima ronda censal en 2020 el país, y específicamente el Instituto Nacional de Estadística, hayan discutido la relevancia de incorporar la variable de identidad de género para que esta información se actualice y amplíe de forma sistematizada.

Hágase la pregunta

¿Por qué las personas trans son objeto de tanta violencia? ¿Por qué es tan difícil para la sociedad aceptar el relato y la práctica de una vivencia genérica ajena a la genitalidad dada? ¿Por qué la sociedad en su conjunto las condena a vivir en la exclusión? ¿Será que se toman el atrevimiento o cometen la herejía de romper la lógica binaria de hombre-mujer? ¿Será porque no hay nada más incomprensible para nuestra sociedad que el intento de romper con la concatenación de sexo-género-expresiones de género? ¿Será que la figura de una travesti es lo más antipatriarcal que hayamos visto? ¿Será porque rompen las condiciones básicas del patricarcado: la heteronormatividad y el contrato sexual? Y no menor: ¿no sería necesario que fueran abrazadas por los movimientos feministas?

El Censo de Personas trans fue también reseñado en la diaria por Amanda Muñoz. Aquí, porque no se agota y porque es de orden para Incorrecta, se retoma el tema y se buscan más aristas.