Contra el viento de la inhóspita noche y contra la marea de quienes creen que los tiempos políticos de Jorge Larrañaga se están terminando, el senador nacionalista organizó ayer una reunión con vecinos de Cerrito de la Victoria ayer, en el salón de fiestas del bar Sin Bombo, donde tanto él como algunos de sus dirigentes más cercanos hicieron durísimas críticas al gobierno.
Quienes se habían acercado a escuchar a Larrañaga también tomaron la palabra para realizar preguntas e intervenciones, y eso hizo que el acto fuera no sólo mucho más largo de lo previsto, sino que también abarcara una temática de lo más variada: se habló desde de la votación de la Rendición de Cuentas hasta del estado de la ruta 30, que conecta la ruta 5 con la ciudad de Artigas.
De plano, Larrañaga quiso dejar en claro que si bien el país necesita un “fuerte y vigoroso Partido Nacional”, es necesario “preocuparnos de los temas de hoy” y “no estar con la obsesión de las candidaturas”. “No debería estar en el pensamiento de la dirigencia, porque no está en el pensamiento de la gente”, agregó.
El Guapo señaló que en el oficialismo “se enojan conmigo porque yo dije que el Frente Amplio [FA] se vació de progresismo, y cómo no se va a vaciar, si no hay nada más progresista y revolucionario que el cambio en la educación, y sin embargo no se han atrevido a hacerlo”. Luego comenzaron a hablar quienes habían ido a ver al senador, que tan sólo se valió de un micrófono para su oratoria inicial, sin estrado, mesa ni apuntes. La primera en hablar fue Élida, quien dijo estar avergonzada de haber llegado a su avanzada edad y ver “el país que tenemos”. El senador respondió que su comentario “refleja el país que tenemos que recuperar, sin ideologías”. Luego, un señor llamado Gorostiaga, confeso militante de la lista 250 -que orienta el diputado Jorge Gandini-, se mostró muy preocupado por la desocupación y pidió propuestas para los jóvenes que no consiguen trabajo porque se les pide experiencia laboral previa. Pero esta vez Larrañaga no respondió directamente, sino que habló de la importancia de la inversión, el trabajo y la educación.
El Show de Gandini y el enojo del Tufi
Tras sus palabras, Larrañaga hizo intervenir a algunos de los dirigentes que lo estaban acompañando. Uno de ellos fue Gandini, que se despachó con fuertes críticas al FA. “¿Por qué tienen que cobrar más impuestos a los trabajadores, a los jubilados y a los empresarios? Para pagar el despilfarro. No les funciona la cabeza. Se vota un impuesto que recaudará 25 millones de dólares por año y el otro día el BPS [Banco de Previsión Social] confesó que perdieron 50 millones de dólares por devolver mal la licencia en la construcción. ¡Esto que le sacan del bolsillo es para pagar lo que hicieron mal!”.
Tras referirse a la capitalización de ANCAP, Gandini se enfocó en las sociedades anónimas del Estado. “Esto es un invento del FA. No hay topes salariales y ahí ganan 400.000, 500.000 o 600.000 pesos, ves los autos de alta gama y las casas en Carrasco. Y ahí está buena parte de las pérdidas del Estado”. Finalmente se refirió a la educación: “cuando los blancos gobernábamos el país, la enseñanza recibía 3,5% del Producto Interno Bruto, y ahora, un 4,5%. Pero los chiquilines aprendían más y terminaban la escuela en un mayor porcentaje, los maestros faltaban menos, y encima había menos plata. Capaz que los maestros ganaban menos, pero la enseñanza era mejor, había más respeto y mejor educación; ahora hay más plata y los resultados son peores”.
Luego llegó el tema de la descentralización, y el invitado de lujo fue el diputado Omar Lafluf, ex intendente de Río Negro. El legislador no anduvo con eufemismos: “Lo de la descentralización es mentira: el gobierno se mete con los departamentos del interior haciendo un clientelismo tremendo. Hay un mundo de organizaciones gestionadas por el gobierno que tienen siglas por todos lados para meter gente”. Luego abordó el tema del desempleo y dijo que el gobierno no se pregunta por qué cierran empresas como Fripur. Finalmente, concluyó que “acá hay un gran acomodo empresarial, y no de empresas chicas. Hay una gran joda de haber favorecido a empresas”.
Después de las palabras de Lafluf volvió a tomar el micrófono Larrañaga y trató de demostrar que su partido mostró voluntad para hacer acuerdos en la Comisión Interpartidaria de Convivencia y Seguridad Ciudadana, aunque “comprobamos que sectores del FA no iban a terminar respaldando la postura del presidente”. Según interpretó, “el gobierno prefiere mantener esa cara unidad con tal de no salir afuera a buscar voluntades políticas que le den soluciones” y, por tanto, “queda preso de los sectores radicales que imponen el veto”.
Un capítulo aparte mereció el estado de la ruta 30. El diputado artiguense Mario Ayala tomó la palabra y criticó al presidente Tabaré Vázquez, ya que si bien “ha habido un compromiso de arreglar esa ruta y se ha adjudicado un tramo, hasta ahora no hay ni 100 metros reparados”. Según Larrañaga, la ruta está tan deteriorada que “ni siquiera se puede andar a caballo”.
También se habló de la instalación de la segunda planta de UPM. Uno de los asistentes le advirtió a Larrañaga que la empresa “no viene a repartir plata” y que sus “ácidos y porquerías quedarán depositados en los ríos, y va a joder las turbinas de Rincón de Baygorria y Palmar”. Con mucha cautela, Larrañaga contestó que se trataba de un comentario “pertinente”, pero recalcó que estas plantas tienen “exigencias internacionales tremendas”. El hombre le respondió “¡En Europa!”, y Larrañaga contestó: “Y acá también. Como cotizan en mercados bursátiles mundiales, una infracción en cualquier país tiene una penalización que les baja sus acciones y estándares de medioambiente”.