Al primero que acuchillaron fue a Diego Federico Rodríguez Olivera, el 24 de enero en el Penal de Libertad; el muchacho tenía 24 años. Hasta ayer, el último hombre que había muerto en las cárceles eligió matarse. Tenía 32 años, se ahorcó en la mañana de ayer en la Unidad de Ingreso y Derivación, ex Cárcel Central. Unas horas antes, en las primeras horas de la madrugada de ayer, siete reclusos limaron los barrotes de su celda en el Módulo 8 del ex Comcar y se metieron a otra en la que había ocho, con el objetivo de matar a uno que antes de caer preso había prendido fuego -literalmente- a unos jóvenes. Se pelearon con palos y cortes; algunos escaparon, otros la quedaron. El saldo: cuatro lastimados, dos de ellos de gravedad, y un muerto: el hombre de 34 años murió prendido fuego atado a un colchón, todavía no se sabe si a puñaladas o por asfixia.

El titular del Ministerio del Interior (MI), Eduardo Bonomi, está de licencia hasta el 20 de setiembre, y como es él quien maneja los temas carcelarios, no se han dispuesto medidas urgentes ni extraordinarias -de recursos humanos y presupuesto, por ejemplo- para cambiar la situación de la cárcel más grande del país: la Unidad Nº 4, el ex Comcar. Según publicó la Unidad de Comunicación del MI, el director del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Crisoldo Caraballo, dijo que el hecho “fue puntual en estas dos celdas -los otros módulos no intervinieron- y en este momento el juez de la causa está tomando declaración a los intervinientes y a los policías de guardia”. Aseguró que “la seguridad en el módulo se encuentra normalizada y bajo control”.

No obstante, cabe señalar que el Módulo 8 es uno de los más críticos dentro del complejo carcelario, que recluye a más de 3.500 personas. El comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit, ya había advertido acerca de la situación que se vive en este módulo y también en el 10 y en el 11. El 28 de julio había dicho a la Comisión Especial de Seguimiento del Sistema Carcelario de la Asamblea General que en esos tres módulos la situación no estaba “para nada superada”. Por el contrario, “sigue habiendo sectores enteros de estos módulos que no salen al patio. Sigue habiendo salidas nocturnas y problemas entre los internos, copamiento de celdas, amenazas, pedidos de peajes, familiares que no quieren ir a la visita porque se sienten amenazados”. Hace tres días, Petit envió una carta a Bonomi en la que sostiene que “no es el perfil individual de los internos lo que genera más o mayores dificultades de convivencia, sino que son las buenas o malas condiciones de reclusión, la existencia o inexistencia de actividades educativas que permitan dar un sentido y futuro a la transitoria privación de libertad, lo que genera más o menos violencia en los establecimientos”; por ello le pide, nuevamente, acordar un plan integral de intervención que involucre a los diferentes ministerios. Según pudo saber la diaria, Petit fue citado a declarar por el juez a cargo de la investigación de la última muerte, ocurrida en la madrugada de ayer en el Módulo 8 del ex Comcar. Por otro lado, desde la Institución Nacional de Derechos Humanos, Mirtha Guianze dijo que esperan reunirse con Bonomi porque les consta que los problemas son los mismos que señala Petit.

El miércoles se habían producido incidentes en la Unidad Nº 13 de Maldonado: “Internos prendieron fuego colchones de polifón produciendo pequeños focos ígneos que obstaculizaron la puerta de entrada, imposibilitando el ingreso del personal penitenciario”, según el comunicado del INR. Caraballo se presentó personalmente y “luego de una negociación a cargo del director de la Unidad, los internos depusieron su actitud, desalojando de forma pacífica y sin necesidad de intervención policial”. Las consecuencias: tres internos y dos policías con heridas leves.