“Hace hoy un año que festejamos el fin del triste episodio que habíamos conocido el 30 de diciembre de 2015, cuando el Consejo Directivo actuante anunció el envío al seguro de paro de todos los funcionarios y, posteriormente, el cierre de la institución, que tenía 73 años de impecable e icónica trayectoria, baluarte de la educación privada y laica de nuestro país”, escribió la Comisión de Padres del Colegio Nacional José Pedro Varela el miércoles 25. En el comunicado, dirigido a la prensa, manifestaban que continúan trabajando día a día para superar la situación, destacaban el “alto nivel académico”, agradecían a los padres que siguieron apoyando a la institución, a los funcionarios, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada en Uruguay (Sintep), al Instituto Cuesta Duarte del PIT- CNT, al actual Consejo Directivo del colegio “por su trabajo y férrea voluntad de sacar adelante la institución”, entre otros, y expresaron su “absoluta convicción de que [la institución] saldrá fortalecida”.

Una semana atrás, el 17 de enero, los trabajadores del Núcleo de Base del Colegio José Pedro Varela habían emitido un comunicado en el que reprobaban el incumplimiento de los acuerdos de pago y le pedían a la Sociedad Uruguaya de Enseñanza (SUE), organización civil responsable del colegio, “una conducción responsable de la institución”. Además, exigían el pago en fecha de los salarios, pero recién el 20 de enero cobraron el sueldo de diciembre.

En diálogo con la diaria, Juan Justino da Rosa, vicepresidente del Consejo Directivo de la SUE, recordó que las negociaciones con los trabajadores en el ámbito de la Dinatra se han dado regularmente, y señaló: “Tuvimos que hacer una pequeña dilación de fechas de pago de diciembre, por razones de liquidez”. “Estamos en el mismo esquema que en 2016, con las cobranzas de acuerdo a las regularidades de pagos, con la disponibilidad para pagar los sueldos y esperando las noticias del plan de negocios del BROU; ese es el modelo al que apostamos para salir de la parte de refinanciación que el colegio necesita para salir adelante”, informó. Sobre la solicitud de préstamo al BROU, mencionó que “es un plan global de refinanciación de acuerdo a las deudas laborales y financieras que tiene el colegio, con un proyecto a largo plazo que pueda dar pautas para poder afrontar esos compromisos”. Aclaró que el préstamo “todavía no está definido, está en proceso de comunicación”.

Éramos pocos

El sindicato ha advertido, también, de las dificultades que se suman por la reducción de la matrícula: había 1.200 estudiantes en 2015, 900 en 2016 y hay sólo 650 inscriptos para 2017. Da Rosa atribuyó el descenso, fundamentalmente, a la reestructura de las deudas históricas, que implicó no continuar inscribiendo a quienes reiteradamente no pagaban, y agregó que el costo que se definió en 2016 “de pronto no se ajusta estrictamente a las posibilidades de los padres”.

Consultada por la diaria, la Comisión de Padres respondió que “el descenso es real y es el esperable después de vivir la crisis que afrontó el colegio”, y que “no todos reaccionamos igual ante una crisis; está el que se queda a pelearla y el que se va”. La comisión señaló que “a pedido de la Asamblea de Padres, este año se está aplicando con firmeza la reglamentación por la cual no se reinscribe siendo moroso, y se envía a estos al clearing”. Sergio Sommaruga, secretario de Asuntos Laborales de Sintep, mencionó, en diálogo con la diaria, otra causa del descenso de la matrícula. “El oportunismo de otras empresas, que generan campañas de captación de alumnos del Varela, promoviendo regalías como el no cobro de matrículas de inscripción para llevarte alumnos del Varela, conspira contra la estabilización del colegio”, dijo. Detalló que el caso fue denunciado por un directivo del Varela el año pasado en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y que esa otra institución había enviado directamente la propuesta a las familias de estudiantes del Varela, jugando con el miedo de los padres a que la institución cerrara a mitad de año.

Otros aprendizajes

La Comisión de Padres hace un balance “muy positivo” de 2016 y destaca tener claro el objetivo: “La defensa de los valores y la educación que queremos para nuestros hijos”. Expresan que “las crisis, como la que heredamos, no se resuelven de un momento a otro”. Esta experiencia de luchar por la institución les da otras enseñanzas y, a un año de este rol más activo, los padres valoran que el trabajo los ha hecho “ser más críticos y exigentes en muchos aspectos” y recalcan que “todos los padres que lo deseen tienen la posibilidad de expresarse, son escuchados y, en su medida, tienen respuesta directa.” Destacan, además, que son los padres quienes sostienen el colegio, puesto que este “no recibe ningún apoyo de ninguna institución pública o privada”. Del vínculo con el Consejo Directivo subrayan la posibilidad de “dialogar, intercambiar y, en algunos casos, aconsejar”, así como de ser “parte importante del día a día de la institución”.

Sommaruga, por su parte, comentó que el 17 de febrero tendrán una nueva reunión en la Dinatra y que será “clave, se consiga o no el préstamo” del BROU, porque ese día “se tiene que firmar el fideicomiso en garantía que implica el aseguramiento de bienes de activos patrimoniales que pasarían a ese fideicomiso que, en caso de que el colegio cierre, se ejecutaría con el único objeto de pagar los despidos, para que, en el peor de los escenarios, los trabajadores estén cubiertos. No nos va a pasar como a Fripur”, comparó el dirigente.

Sommaruga comentó que hay más de 250 fuentes de trabajo en juego y que la crisis provocó la pérdida de 150 puestos. “Hay casos en los que la reubicación laboral es más expeditiva, pero hay gente cuya reinserción, por edad y por el tipo de trabajo que desempeña, es altamente compleja; de repente en el último tramo de la vida laboral este bache se transforma en un foco de angustia importantísimo respecto del futuro”, describió.

De la relación con el Consejo Directivo, Sommaruga valoró que el gremio tiene, mediante un acuerdo de confidencialidad, “acceso directo y un monitoreo técnico del aspecto financiero contable”.

Pero, al mismo tiempo, mencionó que “las relaciones laborales son objetivas y hay compromisos objetivos que se cumplen o no se cumplen”. Recordó que resta cobrar 80% de los despidos que hubo de 2015 a 2016 y 100% de los despidos de 2016 a 2017, 35% del salario de enero de 2016, 50% del salario vacacional del año pasado y la totalidad del corriente. Las partes han destacado el buen diálogo. Tal vez en eso juegue a favor el hecho de que los trabajadores consideran que “la institución no tiene fines de lucro; si bien genera lucro, no hay apropiación individual del excedente”. En ese sentido, Sommaruga distinguió al Varela de otros colegios. “Si cierra el Varela, si no consigue esta muleta económica, los que se siguen fortaleciendo son los colegios más mercantiles, las unidades de negocio”. Especificó que el “fenómeno de hipermercantilización” se inició “de forma pautada y ascendente en los últimos 30 años”, y dijo que en cambio “el Varela es una institución de 70 años; en las instituciones de viejo cuño en la enseñanza privada, si bien son empresas, predominaba el criterio de que el excedente se reinvertía en el proyecto educativo, porque había una motivación pedagógica, no rentística”.