Los titulares de las dos cámaras empresariales más importantes del país, la Cámara de Industrias del Uruguay y la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS), se reunieron ayer junto con varios asesores para estudiar el futuro de la queja que habían presentado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por el incumplimiento de las observaciones que esta organización le hizo a la Ley de Negociación Colectiva en 2010.

A comienzos del gobierno de Tabaré Vázquez, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, junto a empresarios de ambas cámaras y representantes del PIT-CNT, firmaron un acuerdo para congelar la queja ante la OIT: los empresarios habían solicitado la “no inclusión” de su queja en la “lista a considerar por la Comisión de Aplicación de Normas en la Conferencia Internacional del Trabajo” que se celebró en junio de 2015, mientras se buscaba una solución entre las partes que tomara en cuenta las recomendaciones de la OIT. El presidente de la CNCS, Carlos Perera, dijo a la diaria que el 25 de enero hubo una tripartita en la que el PIT-CNT iba a presentar una nota sobre el acuerdo, pero “no trajeron nada por escrito”.

Según Perera, la queja que las cámaras le presentaron a la OIT quedó reactivada automáticamente el 1º de enero, dado que si el 31 de diciembre de 2016 no había una solución, los acuerdos caían automáticamente y la queja se revitalizaba. “No es que se reactive, sino que sigue su curso”, explicó a la diaria.

En tanto, el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, cuestionó la actitud de las cámaras empresariales, y dijo a Subrayado que siempre fue muy difícil llegar a acuerdos entre dos visiones “tan distantes”. Además, se quejó de que las cámaras “observen la negociación tripartita” que “está en Uruguay desde 1943, y es una forma de generar condiciones similares entre empresarios y trabajadores”. Según dijo, se trata de cuestionamientos “netamente ideológicos”, que responden a “una forma de ver el mundo que no compartimos”.

En declaraciones al mismo medio, el director nacional de Trabajo, Juan Castillo, dijo que la queja de los empresarios “no sé si soluciona el problema, porque las diferencias son de fondo”. Respecto de una de las observaciones de los empresarios -la ilegitimidad de las ocupaciones de trabajo-, dijo que será necesario “un debate profundo entre todas las partes”, y que “las bibliotecas de la OIT también dan para dos lecturas”.